“Hoy nos dieron el día, no vamos a trabajar, pero nos organizamos para ir a ayudar, en lugar de no hacer nada en la obra”, comenta Miguel Matías, un maestro albañil que junto con otros 15 camina sobre la avenida División del Norte, al sur de la capital mexicana.
A lo largo de esta popular avenida se observan casas, locales comerciales, edificios de departamentos y de oficinas, con distintos niveles de daño, desde vidrios rotos, bardas colapsadas, paredes fracturadas, hasta uno que se vino abajo como consecuencia del sismo del 19 de septiembre.
En la esquina con la calle de Municipio Libre, el grupo de trabajadores de la construcción se acerca para solicitar información sobre la dirección de una escuela, a la cual les indicaron que sería requerida su ayuda.
Además de la información, el grupo de albañiles recibe también alimentos por parte de un grupo de voluntarios que convirtieron el Parque de los Venados en un gran centro de acopio, pero sobre todo, de solidaridad.
Aquí no falta el café, agua, galletas y hasta bolillos y tamales, que la cuadrilla de albañiles agradece, pues la mayoría viene de municipios del Estado de México, como Matías, quien vive en Chimalhuacán.
Sin perder tiempo, vuelven a emprender la marcha, pues ya están cerca y saben que mucha gente en esta zona de la delegación Benito Juárez, depende de su trabajo para continuar con el suyo.
Los voluntarios por su parte, siguen seleccionando artículos en este lugar que inició originalmente como centro de recaudación de herramienta, pero que a 48 horas del temblor se convirtió en un gran centro de acopio de alimentos.
El lugar se encuentra modestamente equipado con lonas, pero que sirvieron para que el papel higiénico y la comida como tortas y sándwiches, no se vieran afectados por las lluvias registradas en la capital del país.
El Parque de los Venados cada domingo recibe a cientos de familias para su esparcimiento, pero ahora esas mismas familias trabajan de manera coordinada para el empaquetado de los artículos que reciben.
Mujeres y niños se encargan de la elaboración de las tortas, que son puestas en bolsas individuales para repartirlas a los lugares donde se necesita la ayuda.
Christian Ascencio, uno de los iniciadores con el acopio de herramienta, dijo que la respuesta de la gente ha sido formidable, y ni la lluvia detuvo a donantes y voluntarios, que ante las adversidades climáticas redoblaron esfuerzos para el empaquetado de los productos.
Al lugar llegan por los víveres camionetas del programa El Médico en tu Casa de la Ciudad de México, para llevarlos a los diferentes centros de acopio, para posteriormente ser repartidos en las zonas afectadas.
La organización es una de las principales cualidades de este centro de acopio organizado por la sociedad civil, pues mientras una cuadrilla empaca alimentos no perecederos, otra hace lo propio con productos enlatados, al tiempo que mantienen el lugar libre de basura.