Arrastraban maletas, pero no iban de viaje. Acarreaban pertenencias, pero no era mudanza. Es el éxodo que el sismo de 7.1 del 19S ha obligado a miles de familias en las colonias Roma y Condesa de la Ciudad de México.
Apenas pudo articular una frase: “no puedo, no tengo dónde vivir”, antes, la voz se le quebrara y lloraba de frustración, impotencia o sufrimiento. Solo sabrá la señora y sus dos hijas que vigilaban las pocas pertenencias que lograron sacar de un edificio de siete niveles ubicado en la calle Sinaloa 93.
Omitió su nombre y en llanto se sentó sobre la acera, como a esperar un milagro. Algunas personas le ofrecieron apoyo de resguardar sus cosas dentro de sus domicilios que no resultaron dañados. Lo agradeció.
Luego quiso hablar y dijo a Quadratín México: “es impresionante, nada más oímos cómo se empezó a salir el gas y corrimos. No hemos podido regresar”.
De la desoladora experiencia que le dejó el movimiento telúrico registrado este martes a las 13:14 horas, detalló que algunos han regresado al edificio por sus cosas.
Tenía viviendo en la colonia Roma Norte poco más de dos años. Pero ahora no sabe qué va hacer ni a dónde irá. Primero intentará rescatar más pertenencias y luego verá. “Yo ya no regreso más ahí”, enfatizó. Hoy nuevamente el edificio severamente dañado fue desalojado debido a que no han podido controlar la fuga de gas.
Sobre la calle Tabasco, otras personas también vivían el destierro forzado de la naturaleza, pues la estructura de un edificio de tres plantas resultó severamente fracturada. A punto de colapsar.
Hombres y mujeres, cualquier claudica ante la expulsión forzosa de sus hogares o negocios. Hasta al más fuerte o rudo se le escucha llorar sólo de recordar aquellos segundos en que la Tierra se sacudió fuertemente en el ombligo del país.
Se le ven sus maletas listas, sobre la calle Popocatépetl de la colonia Condesa. Pero las mira y solloza, como si no se quisiera ir. Lo tiene que hacer sin más. Así lo quiso la naturaleza.