AUDIO: Constantino Gutiérrez, Facultad del Ingeniería de la UNAM
En la Ciudad de México, donde se generan 7 mil toneladas de cascajo al día y sólo 40 por ciento se sitúa de manera adecuada, la UNAM ha desarrollado una metodología para localizar los sitios de disposición final para residuos de la construcción y demolición.
Estos sistemas de información geográfica fueron creados por un equipo interdisciplinario de topógrafos, geólogos, hidrólogos, ingenieros ambientales y expertos en mecánica de suelos de Departamento de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la Facultad del Ingeniería encabezado por el investigador Constantino Gutiérrez.
La Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación capitalina y la UNAM se dieron a la tarea de revertir los problemas generados por este tipo de residuos que representan “más de la mitad del peso de los residuos sólidos de esta urbe, calculados en 12 mil 600 toneladas diarias”, precisó el experto.
Pese a la norma ambiental para el manejo del cascajo, aún se tira de manera clandestina en lugares prohibidos, como carreteras, barrancas, suelo de conservación y áreas naturales protegidas (incluida la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel en Ciudad Universitaria), o son llevados a otras entidades de la megalópolis, generando problemas ambientales y de seguridad para los ciudadanos.
“El cascajo puede interrumpir el paso del agua en una barranca y provocar inundaciones, escurrimientos, afectaciones a los ecosistemas de áreas naturales protegidas, o simplemente dañar la imagen urbana”, alertó Gutiérrez.
La Ciudad de México no cuenta con suficientes sitios autorizados de disposición, sólo hay uno en la delegación Xochimilco, y una empresa privada en la delegación Iztapalapa, en donde se procesa apenas el tres por ciento de esos desechos generados en la urbe. Ahí se trituran y muelen los residuos seleccionados y se producen agregados como gravas y arenas, que se emplean posteriormente en la industria de la construcción.
Gutiérrez expuso que se hicieron recorridos por los sitios preseleccionados para verificar la información topográfica, geológica, hidrológica y de uso de suelo para determinar el lugar más factible.
El sitio elegido debe contar con un área suficiente para una vida útil de al menos 10 años, ser accesible, con vías de comunicación, una topografía lo más regular y plana posible, que no sea inundable ni área de reserva natural, subrayó.
Con ayuda de sistemas de información geográfica y herramientas de análisis espacial (de información topográfica, hidrológica, geológica y ambiental), y el uso de vehículos aéreos no tripulados (drones) para levantar información del entorno físico, se localizó un lugar idóneo al sur de la ciudad, ocupado en la actualidad por pastizales y tierras de cultivo temporales; tendrá en su fase constructiva un menor impacto ambiental y resultará más económico.
También incluye un centro integral de manejo de residuos, no sólo para su disposición final, sino para construir una planta de reciclaje de concreto y un área destinada a formar suelos artificiales a partir de residuos de la construcción, finalizó.