El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, destacó “el decomiso histórico” de 300 toneladas de precursores químicos provenientes de China, cuyo destino eran laboratorios clandestinos del Cártel de Sinaloa.
En redes sociales, señaló que este material sería suficiente para producir drogas valuadas en 569 millones de dólares.
Afirmó que esta acción refleja el compromiso del presidente Donald Trump de erradicar el flujo de fentanilo y proteger “a nuestras comunidades”.
La operación se llevó a cabo en altamar, antes de que los cargamentos llegaran al puerto de Houston, Texas.
Los químicos fueron consolidados en Panamá y posteriormente trasladados a instalaciones seguras en Estados Unidos.
Este golpe representa un cambio de estrategia: en lugar de perseguir cargamentos ya procesados, se está atacando la cadena de suministro que permite la producción masiva de drogas sintéticas.
