El arresto de Hernán Bermúdez, señalado como líder del grupo criminal 'La Barredora', ha generado una ola de interpretaciones políticas y de seguridad. La detención, considerada una de las más rápidas y efectivas de los últimos meses, abre la puerta a nuevas preguntas sobre la voluntad del Estado para enfrentar a capos con conexiones políticas y empresariales.
En entrevista, el periodista especializado en seguridad Óscar Balderas subrayó la importancia de la rapidez en la captura. “Muy rápido, ¿no? Yo creo que demuestra dos cosas. Uno, que cuando hay voluntad política para hacer arrestos se hacen pronto. Los recursos materiales y humanos existen; lo que falta muchas veces es decisión”, señaló.
México y Paraguay: Voluntad política y cooperación internacional
Balderas recordó que, en operaciones recientes, la cooperación internacional ha sido clave, como ocurrió con Paraguay en otro caso de alto perfil. “Evidentemente hubo un visto bueno desde lo más alto del poder. Cuando se quiere hacer, las cosas suceden rápido”, explicó.
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Para el periodista, la detención de Bermúdez también es un mensaje político: “La presidenta está soltando los pesos muertos que no le sirven o que incluso entorpecen su gestión. Lo vimos con los marinos acusados de huachicol fiscal. Ahora lo vemos con capos ligados a intereses políticos”.
‘Seguir el dinero, no solo la droga’: Óscar Balderas
Balderas citó la lógica de la serie The Wire: “Cuando uno sigue la droga, encuentra narcotraficantes; cuando sigue el dinero, no sabe dónde va a parar”. En este sentido, advirtió que el caso de La Barredora podría sacar a la luz nexos entre crimen organizado y estructuras de poder político y económico.
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“Las investigaciones suelen frenarse cuando llegan a la gente muy cercana al poder. En este caso, no podemos descartar que se toquen nombres de peso, incluso figuras que han ocupado cargos estratégicos en sexenios anteriores”, señaló.
Captura de Hernán Bermúdez: Un giro en la estrategia de seguridad
El analista también destacó que la actual administración está tratando de marcar distancia con el pasado. “La presidenta busca un sello propio, distinto al de López Obrador. Ha incorporado a Omar Ghazali, quien ha roto con la lógica de ‘abrazos, no balazos’ y ahora impulsa lo que llama estrategia de cero impunidad”, explicó.
A ello se suma la presión de Estados Unidos, que, según Balderas, exige traslados y extradiciones para obtener información clave. “Washington no solo pide capos por justicia, sino para tener radiografías de cómo funcionan las instituciones en México”, puntualizó.
Más allá del arresto de Hernán Bermúdez, la gran pregunta sigue abierta: ¿hasta dónde llegará la investigación? Balderas lo resume así: “Si él es el número dos, ¿quién es el número uno? ¿Un senador de la República? Ese es el verdadero escándalo”.
