En unas declaraciones que sin lugar a dudas dejaron entrever mejor la personalidad del hombre que encabezó México de 1964 a 1970, el expresidente Gustavo Díaz Ordaz dejó a todos helados al mandar este polémico mensaje tras la Matanza de Tlatelolco aquel fatídico 2 de octubre que nadie olvida.
Abogado de profesión, el oriundo de Puebla presidió el Supremo Tribunal de Justicia, fue vicerrector de la Universidad de aquel estado, diputado federal, senador y hasta secretario de Gobernación antes de convertirse en presidente de la República, por lo que nadie esperaba que Gustavo Díaz Ordaz dejara helados a todos con este polémico mensaje tras la Matanza de Tlatelolco.
Díaz Ordaz pasó a la historia por la Matanza de Tlatelolco
Ah, pero eso no es todo, pues Gustavo Díaz Ordaz es tristemente recordado no solo como el que mandó este polémico mensaje, sino también como quien puso el dedo en el gatillo que atentó contra cientos de estudiantes en la Matanza de Tlatelolco, quienes con vidrios rotos, ropa ensangrentada, zapatos, bolsos y objetos personales esparcidos en la Plaza de las Tres Culturas conmovieron a México y el mundo en el acto de represión más lamentable de la historia del país.
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“Gustavo Díaz Ordaz fue nombrado embajador extraordinario y plenipotenciario en España. Se portó muy caprichoso e, incluso, déspota”, recuerda la Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, luego de que el expresidente de México fuera nombrado embajador de nuestro país en España en 1977, cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas luego de 38 años de ruptura por el régimen franquista.
El polémico mensaje de Díaz Ordaz tras la masacre
Como embajador, un reportero lo cuestionó sobre lo ocurrido en Tlatelolco nueve años antes, a lo que afirmó: “Yo le puedo decir que estoy muy contento de haber podido servir a mi país en tantos cargos como lo he hecho. Estoy muy orgulloso de haber podido ser presidente de la República y haber podido así servir a México. Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años es de 1968, porque me permitió servir y salvar al país. Les guste o no les guste, con algo más que horas de trabajo burocrático, poniéndolo todo: vida, integridad física, horas, peligros, la vida de mi familia, mi honor y el pasado en nombre de la historia. Todo se puso en una balanza. Afortunadamente salimos adelante”.
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Y culminó diciendo: “Los disparos fueron hechos desde la azotea del edificio Chihuahua, perversamente contra los soldados y contra sus propios compañeros o por el nerviosismo del momento y su falta de práctica en el manejo de las armas que ellos habían conseguido o que les habían dado. No pudieron controlar los disparos y no solamente hirieron y lesionaron a soldados, sino también a sus propios compañeros”.
