Con un poderoso llamado a que la justicia se convierta en un testimonio vivo de la realidad que enfrentan las mujeres, la ministra Yasmín Esquivel Mossa destacó, durante una sesión del pleno de la SCJN, que las sentencias judiciales deben trascender los expedientes para posicionarse contra la violencia de género. Desde la máxima tribuna judicial del país, la ministra enfatizó la obligación moral y jurídica de los juzgadores de hablar en nombre de los cientos de miles de mujeres que diariamente son violentadas, vejadas y discriminadas.
Sus declaraciones se dieron en el marco de la discusión del amparo directo en revisión 487/2024, donde el pleno de la SCJN determinó que el principio de reinserción social no puede ser un criterio para individualizar la culpabilidad en una sanción penal. En este contexto, Yasmín Esquivel subrayó que, al juzgar un caso de feminicidio, es imperativo emplear una perspectiva de género integral para garantizar que estos crímenes no queden impunes y que los agresores enfrenten las consecuencias dentro del marco de la legalidad.
Un posicionamiento firme de Yasmín Esquivel, desde la SCJN por la justicia con perspectiva de género
La ministra Yasmín Esquivel coincidió con el resto del pleno en el análisis jurídico y reprochó específicamente la falta de perspectiva de género y de protección a las víctimas por parte de la instancia que originalmente resolvió el caso. “Nuestras sentencias no sólo deben resolver casos o expedientes, también deben ser testimonio de la posición en la que viven las mujeres en este país, en esta región, en este mundo; todo ello con la mira puesta en abolir la violencia de género contra la mujer”, expresó la ministra durante su intervención.
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Con este posicionamiento, Yasmín Esquivel puso el acento en la función social de la SCJN y del Poder Judicial en su conjunto. Señaló que las personas juzgadoras, de manera individual, y los tribunales, como instituciones, tienen una deuda de visibilidad y justicia con las mujeres. Su discurso resaltó la necesidad de honrar la memoria de las víctimas de feminicidio a través de una impartición de justicia rigurosa y con sensibilidad.
Finalmente, la ministra se refirió al feminicidio como un delito que ha crecido en las últimas décadas en Latinoamérica, expandiéndose como una enfermedad en las sociedades. Fue enfática al señalar que este flagelo no debe normalizarse ni tolerarse. “Todas y todos tenemos el deber de condenarlo y perseguirlo desde la trinchera en la que estemos”, sentenció. Con esta firme postura, Yasmín Esquivel reafirma el papel crucial de la SCJN en la construcción de una justicia que no sólo aplica la ley, sino que también restaura el tejido social y protege a los más vulnerables.
