Niñas, niños y adolescentes son vulnerables al llamado grooming o ciberacoso cuando carecen de cercanía emocional y comunicación asertiva y abierta con las personas con quienes conviven o los cuidan o no tienen límites ni supervisión en el uso de tecnologías, y tampoco cuentan con horarios y tiempos establecidos, señaló la profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, María Santos Becerril Pérez.
Al abordar el tema “El impacto del grooming en las infancias y adolescencias”, Becerril Pérez alertó que el ciberacoso, “tiene específicamente una connotación sexual y se realiza por parte de personas adultas, quienes usan perfiles falsos en las redes sociales o videojuegos para engañar y establecer contacto con ellos.
Durante el ciclo UNAMirada desde la Psicología, Becerril Pérez expuso que en nuestro país 50 por ciento de niñas y niños de 5 a 11 años son usuarios de internet. Esto es impactante porque si bien la tecnología ha generado nuevas habilidades en las infancias y las adolescencias, también se ha constituido en un factor de riesgo.
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Para el caso de los adolescentes, de 80 a 94 por ciento de 12 a 17 años tiene internet y una computadora. Pero se han encontrado riesgos a partir del uso de esa tecnología, por ejemplo 25 por ciento de ellos ha vivido ciberacoso, por lo que hay que encontrar estrategias para su asistencia. Al respecto, detalló, 24 por ciento de las madres y padres reportan sólo tener el control parental y, a veces, no adecuado para esas edades.
Con base en datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, mencionó que 49.6 por ciento de las y los adolescentes pasan más de cinco horas diarias en la red; 21.6 por ciento lo hacen por más de cinco horas por la noche.
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Los espacios virtuales les generan emociones como alegría (96.9 por ciento), tranquilidad (81.6), así como comprensión y apoyo (71.6, que se vuelve un factor de riesgo), pero también inseguridad (27.9) y angustia (17.9).
Otros datos que perfilan por qué una persona puede sufrir grooming es que 27.2 buscan ser populares al estar en las redes sociales; 27.8 quiere ser aceptado; 44.3 para no sentirse solo; y 58.1 quiere tener amigos. En términos de acoso, 42 por ciento menciona que recibió mensajes de contenido erótico o sexual, y 11.4 fue presionado para enviar fotos o videos personales.
En cuanto a videojuegos, 44.6 por ciento ha hecho amigos a través de estos; 50.9 conoció gente nueva y 54.7 usa juegos que no son apropiados para su edad, abundó la especialista.
La persona que genera ese ciberacoso desarrolla un perfil con poca información, pero con personajes y hasta logotipos de escuelas para que las infancias piensen que corresponden a gente de su edad. A partir de afinidades, comienzan a “engancharlos”. En tanto, con los adolescentes se usa una imagen de alguien atractivo; se busca el enamoramiento a partir de compartir experiencias similares, brindar una escucha empática y hacerles sentir que únicamente él o ella pueden apoyarlo en su bienestar.
El grooming tiene diferentes etapas: quienes lo realizan pasan demasiado tiempo conociendo a su víctima y establecen contacto con cautela; luego logran hacerse “mejores amigos”, incluso inician un noviazgo para posteriormente solicitar fotos de índole sexual y comenzar el acoso, argumentando que dañarán a familiares si la persona no cede a las peticiones, subrayó Santos Becerril.
Una vez que logran el control la empiezan a alejar, a aislar, y la dejan sin redes de apoyo “cibernéticamente hablando” porque así es más vulnerable. Hay casos donde la citan físicamente y existe un riesgo alto de que el infante o adolescente no vuelva a casa, alertó.
La víctima tiene miedo, no es capaz de expresar lo que está viviendo, tiene comportamientos de aislamiento y se siente cada vez más insegura.
Por eso es importante que los adultos a su alrededor estén atentos a las señales de alerta: pierden interés en lo que les gustaba; hay preocupación, vergüenza y culpa (por tomar fotos indebidas, por lo que le pudiera pasar a su familia); distorsiones cognitivas; además pueden sentir cansancio, no dormir o presentar dolores de cabeza o estómago, describió la experta universitaria.