Por muchas razones, la mañanera de AMLO, es decir, la conferencia matutina que ofrecía todos los días desde Palacio Nacional, se puede considerar como un punto de inflexión durante el sexenio, el cual, de hecho, está cerca de concluir, pero, ¿recuerdas cuándo fue el primer encuentro entre el Presidente de México y la prensa? Hablamos de un ejercicio que, sin duda, dejó grandes estampas en los últimos seis años.
El próximo 30 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador ofrecerá su última conferencia matutina; después, según lo que él mismo ha mencionado, procederá a retirarse de la política e, incluso, de su lugar de residencia en la Ciudad de México, para trasladarse a su natal Tabasco. Las “mañaneras”, sin duda, continuarán durante el periodo de Claudia Sheinbaum, aunque probablemente con otro tono, otro fondo y, quizás, con un ejercicio no tan confrontativo.
¿Cuándo y cómo fue la primera mañanera de AMLO?
El 1 de diciembre del 2018, López Obrador tomó posesión como Presidente de la República y el 3 de diciembre, desde Palacio Nacional, ofreció su primera conferencia matutina ante una gran cantidad de medios de comunicación; un diálogo que, en ese entonces, podría considerarse como pionero en su tipo, pero que con el paso del tiempo se convirtió en un discurso más lineal que circular.
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“Quiero informarles que todos los días, de lunes a viernes, a las seis de la mañana, como lo hicimos hoy, nos vamos a reunir los integrantes del gabinete de seguridad pública, porque este es el tema que más preocupa a los mexicanos”, así inició la primera mañanera de AMLO aquel 3 de diciembre del 2018.
Al día de hoy, y luego de más de mil conferencias, podemos decir que las matutinas marcaron la agenda presidencial, funcionaron también como una estrategia de propaganda política, puesto que el mandatario habló de su plan de austeridad, la importancia de los programas sociales, envío su apoyo, de distintas maneras, a Claudia Sheinbaum (hoy, presidenta electa) y posicionó a su partido, Morena, en el ojo mediático.
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Por otro lado, López Obrador ocupó más de dos horas de lunes a viernes para responder a periodistas, así a las constantes críticas que, “desde afuera”, eran enviadas, de igual forma fueron un ejercicio de confrontación y contrapeso ante las y los periodistas que acudían a hablar de un tema en particular, como llegó a ocurrir con Jorge Ramos, Denise Dresser, entre otros más.
La mañanera de AMLO, con todo y sus altibajos, ventajas y desventajas, marcó un antes y un después en la relación de los políticos con la prensa y, a su vez, con la audiencia, con la base electoral. Ahora, la pregunta que surge es: ¿cómo será este ejercicio con la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum?