Con las certificaciones internacionales en calidad y competencia al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE) de la Secretaría de Salud se demuestra que las acciones realizadas durante la pandemia de Coronavirus no destrozaron el sistema de salud, sino que actuó de manera apegada a estándares de calidad, así lo sostuvo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Ruy López Ridaura.
“Hemos tenido muchas observaciones, hemos tenido muchos ataques al sistema público, diciendo que el sistema público no funciona, que está destrozado, que no pueden o que no pudieron, que lo destrozaron los de la 4T el sistema y ese tipo de reconocimientos que nos están haciendo demuestra que el haber mantenido una serie de procesos y estándares, que no hay forma que podamos ser calificados como que hemos destruido estándares”.
Las dos certificaciones internacionales son sobre calidad y competencia de laboratorios clínicos https://bit.ly/3Zj4G9l y sobre sistemas de gestión de calidad https://bit.ly/3Zj6Fut, por parte del Instituto Mexicano de Normalización y Certificación y de la Entidad Mexicana de Acreditación.
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Durante la ceremonia de entrega de las certificaciones y acreditaciones, el subsecretario López Ridaura, destacó que para laboratorios como el InDRE, estas acreditaciones son evidencia clara de su competencia, desempeño y capacidad para realizar análisis de calidad, ya que demuestran que sus procesos son auditados periódicamente y cumplen estándares internacionales que garantizan seguridad y confiabilidad diagnóstica.
Agregó que estos procesos continuos de estandarización, evaluación y mejora garantizan la confiabilidad y oportunidad, que son clave en la toma de decisiones para el control, prevención y eliminación de enfermedades de importancia en salud pública.
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Reconoció el trabajo realizado por personal del InDRE, en especial durante la pandemia de COVID-19; dijo que gracias a que cuentan con un sistema de gestión de calidad fue posible su preparación previa a la llegada del virus a México y a la transferencia diagnóstica a los 32 laboratorios estatales de salud pública, a países de Centroamérica y el Caribe, así como a laboratorios privados en un lapso muy reducido, por lo que se consiguió la cobertura nacional que fue determinante para enfrentar esta enfermedad.