En la actualidad existe una tendencia acelerada de envejecimiento de la población en casi todo el mundo, sobre todo en países en vías de desarrollo y México no es la excepción.
El envejecimiento es un elemento natural de la vida, pero no se puede negar que éste conlleva, en algunas ocasiones, una pérdida de funcionalidad y/o autonomía en las personas mayores. Es por ello que surge la necesidad de contar con ayuda de otras personas para satisfacer las necesidades básicas e instrumentales, a través del apoyo de una persona cuidadora.
La idea de dependencia en este grupo de edad va permeando sobre todo el núcleo familiar, ya que, al hablar de cuidador con frecuencia se piensa en el contexto familiar como el primer responsable de proveer el cuidado. Sin embargo, cuidar de las personas mayores ya no es exclusivo de la familia, pues existen instituciones que brindan esta atención, tanto a nivel público como privado, aunque pocas veces tenemos el conocimiento de qué es y qué conlleva ser una persona cuidadora.
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Es importante iniciar por identificar quién es una persona cuidadora, qué tipos existen, así como reconocer cuáles son las funciones más frecuentes que realizan y, en general, los elementos que definen este rol.
"Una persona cuidadora es quien asume la responsabilidad total del paciente ayudándole a realizar todas las actividades que no puede llevar a cabo. Generalmente es un miembro del círculo social inmediato (familiar, amigo/a o incluso vecino/a), que no recibe ayuda económica ni capacitación previa para la atención del paciente". (Manzano, 2007).
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La cuidadora o el cuidador, es, en no pocas ocasiones, el recurso, instrumento y medio, por el cual se proveen atenciones específicas y muchas veces especializadas a los enfermos crónicos. Es decir, en ellos se deposita o descansa el compromiso de preservar la vida de otro. Por ello, una persona cuidadora cumple la función de facilitar y/o proporcionar cuidados para las actividades básicas e instrumentales de la vida cotidiana que una persona mayor no pueda realizar o en la que requiera algún tipo de apoyo, debido a una incapacidad física o mental.
Consejos para quienes cuidan de adultos mayores
- Pide ayuda y acéptala. Haz una lista de las formas en que los demás pueden ayudarte. Luego deja que elijan cómo ayudar. Algunas ideas son dar paseos regulares con la persona a la que cuidas, cocinarte una comida y ayudarte con las citas médicas.
- Concéntrate en lo que puedes hacer. A veces, quizá sientas que no haces lo suficiente. Pero nadie es un cuidador perfecto. Cree que lo estás haciendo lo mejor que puedes.
- Fíjate metas que puedas alcanzar. Divide las tareas grandes en pasos más pequeños que puedas realizar de uno en uno. Haz listas de lo más importante. Sigue una rutina diaria. Di no a las peticiones que te resulten agotadoras, como ser anfitrión de comidas en días festivos u otras ocasiones.
- Mantente en contacto. Infórmate sobre los recursos asistenciales de tu zona. Quizá haya clases a las que puedas apuntarte. Es posible que encuentres servicios de cuidados como paseos, reparto de comidas o limpieza del hogar.
- Únete a un grupo de apoyo. Las personas de los grupos de apoyo saben a lo que te enfrentas. Pueden animarte y ayudarte a resolver problemas. Un grupo de apoyo también puede ser un lugar donde hacer nuevos amigos.
- Busca apoyo social. Mantente en contacto con familiares y amigos que te apoyen. Saca tiempo cada semana para visitar a alguien, aunque solo sea para dar un paseo o tomar un café.
- Cuida tu salud. Encuentra formas de dormir mejor. Muévete más la mayoría de los días. Sigue una dieta saludable. Bebe mucha agua.