En pleno Día de las Madres no hay nad que festejar, fue el ánimo con el que las personas integrantes de colectivos de buscadoras y buscadores de desaparecidos, salieron a las calles de la Ciudad de México a manifestarse.
Con las consignas “¿dónde están, nuestros hijos dónde están?” y “porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, los asistentes se movilizaron pacíficamente del Monumento a la Madre al Zócalo capitalino.
Lamentaron que el saliente Gobierno Federal no haya hecho caso a sus demandas de justicia e incluso, haya intentado “desaparecer” de los registros, a los desaparecidos.
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Buscar a los que faltan no es politiquería, aclararon.
Puntualizaron que el Día de la Madre, para miles de ciudadanos, no es un festejo, sino una jornada de lucha y un llamado a las organizaciones de desaparecidos a unificarse y seguir trabando por recuperar a sus seres queridos
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Reconocieron con desilusión, que la respuesta del Presidente de la República ante las demandas y reclamos de justicia de los miles de familiares de desaparecidos en el país, fueron descalificaciones y acusaciones de prestarse a “politiquerías”.
El señor Jesús García, que en todo momento sostuvo frente a su pecho una pancarta con la foto y el nombre de su hija, Reyna Karina Sanromán, desaparecida desde 2012, en Tlalnepantla, Estado de México, indicó que si bien el Primer Mandatario “no es malo”, no respondió como se esperaba al drama de las familias que se han visto obligadas a buscar con sus propias manos y por sus propios medios, a sus familiares.
“Esperemos que con estas marchas el gobierno, que le vale un cacahuate, haya marchas, haya lo que haya, todos son tintes políticos y estas marchas no son políticas, es por búsqueda y queremos justicias. En verdad, ya que de las últimas patadas de ahogado y se acuerde de nosotros, este señor, desafortunadamente para él todo es tinte político, todo es ficticio” expresó el manifestante.
También recriminó el proceso que impulsó el Gobierno Federal de “desaparecer a los desaparecidos”.
Familias incompletas
Vestidos la mayoría con camisetas blancas y ropa color violeta, con los rostros y nombres impresos de quienes no están, los asistentes a la movilización, mostraron su tristeza y desazón, por el gran número de familias rotas e incompletas que hay en México.
Zepsungar Surizaday, relató que su junto con su familia, buscan a su hermano, Carlos Eduardo Monroy, quien intentó llegar a Estados Unidos, pero se desconoce si lo logró o no.
Al subrayar que para miles el 10 de mayo no es motivo de celebración, relató que en marzo del 2022 el “coyote” con el que su hermano contactó para pasar al territorio norteamericano, dijo a la familia haberlo dejado abandonado en Eagle Pass, Texas, donde sólo se pudo recuperar la cartera, el teléfono y algunas pertenencias de Carlos Eduardo.
Ante ese tipo de tragedias, agregó la manifestante, el gobierno ha mostrado indiferencia y rechazo.
“Pues la respuesta del gobierno es la misma, como que falta de empatía, falta de acciones para encontrar a nuestros familiares, pero esperamos que haya algo diferente, como puedes observar somos muchas las familias que buscamos a un ser desaparecido, precisamente en un día como hoy, que es el Día de las Madres, es triste que muchas familias no tengamos algo qué celebrar, nuestra familia está incompleta, entonces no hay nada qué celebrar, realmente”, dijo entristecida.
Indignación frente a Palacio Nacional
La concentración de los colectivos comenzó antes de las 9 de la mañana, en el Monumento a la Madre, a unos pasos del Paseo de la Reforma y la Avenida Insurgentes.
Antes de emprender el camino al Zócalo, los asistentes tapizaron la explanada del Monumento con las fotografías de sus familiares desaparecidos.
En un tendedero, escribieron las historias de la desaparición de sus hijos, hijas, hermanos, hermanas, y demás familiares, algunos a manos de personas desconocidas, otros, por elementos policíacos y militares.
“La justicia no tiene madre”, decía una de las pancartas que portaban los colectivos.
Pintaron en el suelo y en láminas de papel, las siluetas de los cuerpos que la autoridad no ha querido localizar.
En sus playeras, pancartas y mantas, colocadas a sus espaldas y frente a sus pechos, familias enteras mostraban las fotografías de quienes ya no están con ellos.
Pasadas las 10 de la mañana inició la movilización rumbo al Zócalo capitalino.
Al contingente se sumaron jóvenes encapuchados, vestidos de negro, con playeras con mensajes alusivos a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Al caminar por el Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, Avenida 5 de Mayo, Venustiano Carranza y 20 de Noviembre, por la cual entraron al Zócalo capitalino que sigue en proceso de remodelación, entonaron entre otras melodías, la “Llorona”.
La movilización contó con vigilancia y acompañamiento de personal del Gobierno de la Ciudad de México y también de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).
Silencio y policías en Palacio Nacional
Aunque no hubo vallas metálicas a lo largo de camino, ya que las y los buscadores en ningún fomento cometieron actos vandálicos ni daños a terceros, donde encontraron rejas, silencio y policías en lugar de puertas abiertas, fue en el Zócalo capitalino.
Antes de fijar el posicionamiento de la manifestación, un grupo de buscadores y buscadoras mostraron su molestia, rabia y desilusión con el rechazo que en todo momento les mostró el Presidente de la República.
“¡El gobierno de mierda durante estos seis años ha valido para pura madre, cabrón!, ¡porque no nos has dado ninguna respuesta, respuesta que salimos a buscar todos los días, cabrón, en busca de nuestros hijos, de nuestras hijas!”, recriminó una de las madres que utilizó un megáfono.
Otra de ellas le pidió no lanzar insultos ni consignas políticas, para no desviar la atención del objetivo central: pedir justicia y unificar a los colectivos. “No me representas”, le dijo quien también sostenía en sus manos una lona con la foto y datos de su familiar desaparecido.
Algunos otros asistentes defendieron el derecho de la mujer del megáfono a reclamar al Presidente el desprecio que les mostró durante toda su administración.
Mientras se vivían esos momentos de tensión entre los asistentes a la movilización, desde Palacio Nacional no hubo respuesta.
Las únicas que salieron al encuentro de las y los manifestantes, fueron mujeres policías que reforzaron el entramado de vallas metálicas y una barrera de plástico color naranja que rodea a la Plaza de la Constitución, que sigue en obras debido al proceso de “peatonización” emprendido por el gobierno local.
Las personas indignadas sólo lanzaron consignas e insultos al Primer Mandatario, sin violencia ni provocaciones.