El racismo tiene profundo arraigo en la sociedad a nivel global, es difícil de erradicar y da paso a desigualdades e inequidades, se alertó desde el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La investigadora y coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Racismo y Xenofobia (SURXE), Olivia Gall, señaló que el racismo es un sistema estructural de opresión inserto profundamente en las sociedades.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, que se conmemora el 21 de marzo, la académica señaló que el racismo se fundamenta en la idea de que los seres humanos están divididos en razas.
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La idea se alimenta con prejuicios y estereotipos entre distintos grupos de personas que tratan y ven a otros grupos como inferiores.
A la postre, tal proceso da paso a prácticas racistas, manifestó.
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No hay razas humanas biológicamente determinadas
La titular del Seminario refirió que el concepto de raza humana se desarrolló en la mitad del siglo XVIII, por personas que estaban convencidas de que los humanos son racial o biológicamente superiores o inferiores a otros de sus semejantes.
“A pesar de que las ciencias de la vida han comprobado de manera fehaciente que no hay razas humanas biológicamente determinadas y diferentes entre sí”, muchas personas sigan creyendo lo contrario, anotó.
La construcción “racializada” de las diferencias entre distintas personas o naciones, arraiga las conductas racistas incluso entre las distintas poblaciones en un solo territorio o país.
Aclaró que la discriminación y el racismo no son sinónimos, ya que el primer concepto, corresponde a prácticas que niegan la igualdad de trato y oportunidades a personas o grupos que son vistos como inferiores desde alguna perspectiva específica.
La investigadora puntualizó que existe la discriminación racista como una manifestación del racismo, a través de la que se discriminan a personas o grupos de personas que son consideradas por otras personas o grupos de personas, como racialmente inferiores.
En el caso de México, reflexionó, el combarte al racismo y la discriminación racista se ha complicado, ya que la “identidad nacional mexicana” se construyó, a partir del siglo XIX, sobre la idea de que México y su población son mestizos, es decir, se conforman por “dos sangres y dos culturas” mezcladas, en este caso la indígena y española.
“Debajo de ese manto mestizante, asimilacionista, vivía un racismo poco común pero persistente”, opinó.
Afirmó que el combate a la discriminación racista avanzará conforme se garantice igualdad de condiciones, de derechos civiles, políticos y sociales para las personas “racializadas hacia la inferioridad”; así como el disfrute de garantías culturales y colectivas para todos los pueblos de México.