“30 años han pasado desde aquel 21 de diciembre de 1994, cuando el volcán Popocatépetl, tras casi 70 años de aparente calma, despertó. Este evento no sólo marcó un punto de inflexión en la historia reciente de nuestro país, sino que también evidenció de manera contundente la necesidad de fortalecer nuestras capacidades científicas, organizativas y de gestión del riesgo”, apuntó este martes la doctora María Soledad Funes Argüello, coordinadora de la Investigación Científica de la UNAM, en la inauguración del Simposio 30 años de la reactivación del Popocatépetl: Estado del conocimiento sobre el volcán.
“Las reflexiones serán cruciales para evaluar las lecciones aprendidas, los logros alcanzados y los retos que aún enfrentamos en el estudio, monitoreo y manejo del riesgo asociado a este gigante de fuego”, agregó la académica al subrayar que “el personal académico de la UNAM se organizó rápidamente y jugó un papel fundamental para instaurar el Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl, de la mano con el Centro Nacional de Prevención de Desastres. Este comité, que desde entonces opera bajo los principios de colaboración interdisciplinaria y toma de decisiones informadas, se convirtió en un modelo ejemplar de gestión científica aplicada a la protección civil. Hoy en día, el monitoreo que mantiene el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), con el apoyo de académicos de la UNAM, cuenta con una red robusta de monitoreo que incluye dos estaciones sismológicas, sistemas GPS para medir deformaciones, cámaras infrarrojas, equipos de infrasonido y radares que permiten seguir de cerca las emisiones de ceniza y gases. Estos avances han permitido abordar de manera integral la complejidad del Popocatépetl, cubriendo aspectos como la sismología volcánica, la historia eructiva, la emisión de gases, aguas y la deformación del volcán. La continuidad y calidad de estos estudios han sido posibles gracias a la colaboración también presupuestal sostenida”, enfatizó Funes Argüello.
Por su parte, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Leonardo Lomelí Vanegas, remarcó que “la historia de estos 30 años nos muestra cómo, partiendo de las etapas iniciales con sólo dos estaciones sismológicas, hemos madurado académica y técnicamente hasta construir un sistema de monitoreo robusto e innovador que integra tecnologías avanzadas. Desde los primeros días de la reactivación del Popocatépetl, la colaboración entre la Universidad Nacional Autónoma de México y el Centro Nacional de Prevención de Desastres, el CENAPRED, fue clave para establecer el Comité Científico Asesor, un espacio donde la ciencia y la protección civil se articulan orgánicamente para tomar decisiones conjuntas que salvaguardan miles de vidas”.
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“Que este evento sea un punto de encuentro para el diálogo, el aprendizaje, la cooperación y la prevención. Estoy seguro de que contribuirá a marcar un nuevo capítulo en nuestra relación con este imponente volcán”, finalizó el rector Lomelí Vanegas.