Tras la resolución del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sobre las medidas relacionadas con el maíz genéticamente modificado, la presidenta Claudia Sheinbaum confió en que en 2025 se impedirá mediante el Congreso de la Unión la siembra de maíz transgénico en territorio nacional.
El objetivo de estas medidas legislativas, dijo, será proteger la biodiversidad del país.
“Decirles que el maíz, esa maravillosa planta que es de Mesoamérica, surgió aquí en lo que hoy llamamos México; surgió de la domesticación de los pueblos originarios de Mesoamérica con plantas nativas.
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El Congreso de México, aquí con la ayuda de las y los senadores, de los diputados, pues vamos a darle la vuelta a esta resolución, porque muy pronto, en febrero, van a legislar —estoy segura— que no se puede sembrar maíz transgénico y hay que proteger la biodiversidad de México en nuestro país. Como decimos: ¡Sin maíz, no hay país!”, sostuvo durante la inauguración del Hospital General Regional No. 2 y el anuncio de la creación de 12 Centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI) en Ciudad Juárez.
Asimismo la titular del Ejecutivo rechazó que el T-MEC se conciba como un subsidio a México.
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Recordó que es uno de los acuerdos más exitosos, ya que las economías de los tres países representan el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
“El comercio entre los tres países: México, Estados Unidos y Canadá, es tres veces —escuchen esto—, tres veces mayor que el comercio entre Estados Unidos y China. No debemos concebir que este Tratado Comercial es como un subsidio a México; todo lo contrario, es una economía de los tres países, que es la economía más poderosa de todo el mundo, la de Norteamérica, representamos el 30 por ciento del Producto Interno Bruto de todo el mundo”, apuntó.
La presidenta Claudia Sheinbaum agregó que como muestra de la integración económica, el 80 por ciento de los ingresos que generan los mexicanos en Estados Unidos, lo consumen en esa nación y el 20 por ciento son enviados como remesas; mientras que siete de cada 10 trabajadores del campo en el país vecino son mexicanos, es decir, sin ellos, no habría comida en las mesas de las familias estadounidenses.