Previo a la premiación del Concurso de Talento Musical “Tumbando letras”, organizado por los Centros de Integración Juvenil y el Consejo de la Comunicación, Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de asesores de la Presidencia de la República, remarcó que en la campaña contra las adicciones del pasado gobierno “encontramos que el consumo de sustancias químicas se ha disparado a niveles casi de catástrofe humanitaria en el caso de Estados Unidos con los opioides. Era construir una campaña que advirtiera que las sustancias químicas son drogas sobre las cuales ¡no hay control! y las consecuencias a la salud, no solo mental, sino física, pueden ser muy graves, por lo cual, es muy difícil pensar que puede haber un consumo responsable de las sustancias químicas”.
“Por eso el gobierno de la administración anterior y ahora ésta que está analizando cómo abordar este tema, se enfrenta al hecho de que las metanfetaminas son las más consumidas en México, pero también el fentanilo, una amenaza a la salud de los jóvenes y los niños que puede llevar incluso a la muerte. Ahora, para enganchar a la gente, el narcotráfico les agrega fentanilo para que se enganchen a la primera. Es muy grave porque no hay vuelta atrás. Sí, es duro esto, pero es real”, enfatizó Ramírez Cuevas.
“Demostramos que las sustancias se hacen desde veneno de rata hasta líquidos ácidos de batería, pasando por gasolina, sosa cáustica, elementos que pueden causar grave daño a la salud. Además del fentanilo, porque el fentanilo que no se produce en México, los precursores químicos vienen de Asia, ¿no? Entonces, aquí en todo caso se ensamblan las pastillas, pero no se produce fentanilo porque es muy complicado su producción. No cualquiera puede producir el fentanilo”, apuntó Ramírez Cuevas.
—“Sobre lo que publicó New York Times al respecto de los estudiantes de Química, ¿qué piensas?”, se le inquirió.
—“Se trata de un reportaje que no tiene un sustento real. Esto de los estudiantes de Química, ocurre en todo el mundo… En México ocurría que el químico era, hace 20 años, muy escaso. Incluso en algunos lugares como en Tijuana o en la región norte, un solo químico trabajaba para todos los cárteles y todos lo protegían porque no había quién manejara las sustancias y había muchos accidentes. Esto no es de ahora; sacarlo ahora, con todo el debate que está abriendo (el presidente electo de Estados Unidos Donald) Trump, pues no es gratuito, forma parte de una campaña de presión contra el gobierno de México. Esto no le agrega nada nuevo al debate, pero sí, pues es una versión interesada en promover la idea de que ‘aquí se reclutan estudiantes para fabricar fentanilo’… No hay un solo laboratorio de fentanilo que hayan incautado nadie en México, porque ¡no se produce en México!. Se han encontrado máquinas que pueden producir pastillas, pero es lo más que hay en México”, comentó Ramírez Cuevas.
También cuestionado sobre la venta y consumo abierto de marihuana en varios puntos de la Ciudad de México, Ramírez Cuevas enfatizó que “aquí, la distinción de las sustancias, sí tiene que ver. Digamos, hay drogas ‘blandas’ que tienen un manejo diferente tanto de la salud como de la personalidad, de los consumidores y su capacidad para sobrellevar el consumo. Pero estamos hablando de plantas naturales o de otro tipo de sustancias psicoactivas que provienen de elementos naturales, que tienen otro efecto sobre el cuerpo. Las sustancias químicas que hoy en día se consumen, su efecto es totalmente nocivo. No hay, aunque digan que se pueda, llevar un consumo responsable, ¡no hay tal!. El mercado de la cannabis ha creado, a partir de la legalización, sobre todo en Estados Unidos y en otros países, nuevos subproductos de la cannabis que ya no es cannabis natural, es una planta transgénica que tiene una doble o triple concentración de THC, que es la sustancia psicoactiva —una planta natural tenía una cantidad entre el 9 y el 12% de concentración de THC—. Esta alteración química de las sustancias, también tienen una alteración a la salud y producen fenómenos tanto, de enfermedades mentales como de problemas a la salud”.
“Yo pienso en la libertad de la gente de poder elegir. Yo estoy porque la gente pueda estar informada de lo que le hace bien y lo que le hace mal. Y que, siendo adulto, pueda tomar una decisión. Lo que no puede hacer el Estado ni la sociedad es normalizar esta situación. Que es lo que a veces, en aras de defender el derecho de la gente a consumir quieren convertir en política pública este asunto. Yo creo que al Estado le corresponde proteger la salud de la población. Advertir de los riesgos que puede haber de consumo de sustancias o de alimentos o de lo que sea que puedan hacer daño. Y que su tarea es velar por la salud. E informar a la gente para que pueda, de una manera orientada, tomar decisiones sobre lo que consume y cómo lo consume. Ahí sí, creo que sí hay un margen de la libertad. Pero el Estado no puede avalar el consumo de sustancias que afectan la salud de las personas, la convivencia de la familia y alteran la armonía de la comunidad. Y que, además, asociado a la violencia del narcotráfico, conllevan a una economía criminal que termina con la paz de la comunidad, de regiones del país o de la sociedad”, remarcó Ramírez Cuevas.
Finalmente, el coordinador de asesores de la Presidencia de la República, subrayó que “la cultura es una de las mejores herramientas que hay para prevenir las adicciones… Se habla del consumo problemático, pero la búsqueda de estos, ‘paraísos artificiales’, como diría Baudelaire, muchas veces no provienen de la experimentación, sino provienen de la idea de escapar a la realidad... Entonces, la principal tarea de una sociedad, de una comunidad, de una familia, para contrarrestar las adicciones, es generar expresiones de amor, de afecto, de interés en los demás. Esa es la única solución, el arte, la cultura y el amor como las herramientas para enfrentar las nuevas realidades que llevan a las adicciones”.
El funcionario federal llamó a “escuchar a los jóvenes… que puedan expresarse, compartir su angustia, su desesperación, sus dudas; ese es un primer paso para evitar las adiciones: la primer tarea es escuchar a los jóvenes y acercarse a ellos sin estigmatizar, sin dar lecciones, se trata de escuchar lo que nos dicen a través de la música”.