Desde 2025, en México se reducirá la edad mínima para acceder a las pensiones no contributivas del Bienestar, pasando de 68 a 65 años. Este cambio fue oficializado el 2 de diciembre de 2024 con la publicación de una reforma al artículo 4º de la Constitución en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Esta modificación busca garantizar mayor estabilidad económica para los adultos mayores, permitiéndoles acceder a este beneficio en una etapa más temprana de sus vidas y homologar los criterios de registro.
Además de adelantar la edad de acceso, la reforma incluye el principio de progresividad: asegura que el monto de la pensión no disminuirá con el tiempo. Esto significa que los beneficiarios tendrán un ingreso constante y confiable, protegiéndolos de futuros ajustes desfavorables.
¿Por qué es importante este cambio?
La modificación del artículo 4º de la Constitución es un importante paso hacia la mejora del bienestar de los adultos mayores. Al permitirles recibir la pensión no contributiva a los 65 años, el gobierno busca incluir legalmente a más personas en un sistema de apoyo económico vital.
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La reforma también contempla otros aspectos que benefician a los sectores más vulnerables. Por ejemplo, se incluyen programas especiales para personas con discapacidades permanentes, quienes ahora podrán acceder a un sistema de apoyo inclusivo, incluyendo rehabilitación integral y asistencia dirigida especialmente a menores de 18 años.
¿Cómo beneficia este cambio a los adultos mayores?
Reducir la edad para recibir la pensión permitirá que miles de adultos mayores accedan al apoyo tres años antes de lo que se establecía anteriormente. Esto no solo les ayudará a cubrir sus necesidades básicas, sino que también les dará tranquilidad al contar con un ingreso seguro desde los 65 años.
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Además, este ajuste incluye un principio de progresividad: las pensiones no disminuirán con el tiempo, asegurando que el apoyo se mantenga estable y les permita planificar mejor su futuro.
¿Qué más contempla la reforma?
La reforma beneficia principalmente a quienes acceden a la pensión no contributiva del Bienestar. Sin embargo, también refuerza otros esquemas de seguridad social en México. Por ejemplo, los trabajadores registrados en el IMSS y el ISSSTE seguirán teniendo acceso a sus pensiones contributivas, que también comienzan a los 65 años, siempre y cuando cumplan con los requisitos de semanas cotizadas y otros criterios establecidos por cada institución.
Este cambio busca atender a un sector de la población que históricamente ha enfrentado retos económicos y sociales. Al ampliar el acceso, se espera un impacto positivo no solo en las familias, sino también en la economía del país.
Un cambio clave para el futuro
Con esta reforma, México ajusta una de sus políticas sociales más importantes. Para los adultos mayores, representa una oportunidad para vivir con mayor tranquilidad y seguridad a una edad más temprana. Este avance reafirma la importancia de cuidar a los sectores más vulnerables y darles acceso a derechos esenciales.