Se acerca una de las celebraciones más emblemáticas y bellas de nuestro país, el Día de Muertos, donde los seres queridos que se han ido nos visitan, mientras nosotros los recibimos con una bella ofrenda, pero ¿quiénes nos visitan?
El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.
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¿Quiénes nos visitan en la ofrenda el Día de Muertos?
Según la tradición, los visitantes de nuestras ofrendas son los espíritus de nuestros familiares y amigos fallecidos. Se cree que, durante la noche del 1 de noviembre, llegan los niños, los angelitos, mientras que, en la noche del 2 de noviembre, es el turno de los adultos.
Sin embargo, se cree que las almas de otras personas llegan en fechas específicas:
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- 28 de octubre, las almas de quienes murieron en un accidente.
- 29 de octubre, las almas de quienes fallecieron ahogadas.
- 30 de octubre, las almas de quienes han sido olvidados o no tienen familias.
Es por ello, que en muchos hogares se coloca la ofrenda la última semana de octubre para así recibir a todos con lo mejor de su comida, flores, agua, sal y fotos.
Sin duda, la celebración del Día de Muertos es una tradición que une a amigos, familiares y comunidades enteras, este día en lugar de recordar a los difuntos con dolor, se celebra con alegría, gozo y sobre todo con la esperanza de que nos acompañen una vez más en nuestros hogares.