La iglesia católica advirtió sobre la responsabilidad que tienen padres de familia y la sociedad, así como el actual gobierno federal en la normalización de la violencia por parte de los jóvenes y recordó que revertir este problema tomará un muy largo plazo.
La Arquidiócesis Primada de México dedicó la editorial del Semanario Católico Desde la Fe a analizar los más recientes registros de golpizas brutales entre jóvenes en distintos puntos del país y destacó que este fenómeno tiene una causa multifactorial, que va desde una severa desatención por parte de los padres de familia, hasta la exposición continua a contenidos violentos, la pérdida de los valores fundamentales o el deseo de pertenencia o de protagonismo en redes sociales.
“Es una dolorosa realidad en la que todos hemos colaborado, quizás sin percatarnos”, destacó.
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Revertir el problema será muy a largo plazo; mientras tanto, la sociedad seguirá viendo brutales golpizas de jóvenes, que se atreven a coartar la vida de otros, y que terminan huyendo para agazaparse detrás de sus padres, sin el mínimo sentido de responsabilidad de las consecuencias de sus actos, lamentó.
Además cuestionó sobre lo que se puede esperar cuando la gente escucha de nuestras máximas autoridades de gobierno una constante violencia verbal hacia quienes ejercen su misma vocación; “ellos deberían ser un ejemplo de respeto y tolerancia, para mostrar a sus gobernados que la política es un verdadero servicio encaminado al bien de la familia humana, por encima de cualquier animadversión”.
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Además responsabilizó a los padres quienes no imponen límites en el comportamiento, quienes también permiten, muchas veces sin darse cuenta, que sus hijos tengan una exposición continua y prolongada de contenidos violentos, desde los videojuegos, donde gana quien mata a más personas; la música que hace apología del crimen; series de streaming en las que los delincuentes son los grandes héroes -por encima de los guardianes del orden-, o videos de las redes sociales o noticiarios donde incluso la justicia por propia mano es ensalzada.
Todo ello ha abonado a que la violencia sea algo normal en ellos, al grado de justificarla y practicarla.
Aseveró que “aquí no caben las estrategias tan severas como efímeras. Tampoco podemos esperar que el cambio total venga desde las autoridades.
Las familias deben tener muy claro que el futuro del país se construye desde nuestros niños y jóvenes, y que éste no será de un día para otro, sino de manera progresiva, pero firme, tal como los apóstoles construyeron la Iglesia”.