Llaman obispos a dialogar por la paz ante la violencia de México

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) convocó a todas las personas interesadas a realizar aportes para la paz con justicia y hacer una propuesta viable contra la violencia y la inseguridad a las autoridades, para que participen en el Diálogo por la paz que se llevará a cabo del 21 al 23 de septiembre en la Universidad Iberoamericana de Puebla.

El objetivo es elaborar una Agenda Nacional de paz y articular las iniciativas locales ante la violencia que se vive en diferentes puntos del país. Los obispos de México recordaron que este diálogo tuvo su origen en el asesinato de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en la Sierra Tarahumara, el cual dijeron, “es un lamentable homicidio más que se suma a la larga lista del común de mártires inocentes que han perdido la vida en el territorio nacional, representando así un caso emblemático de la violencia y de la descomposición social en que vivimos”.

Señalaron que el hecho de haber encontrado sin vida al principal responsable del asesinato de los jesuitas, muestra cómo los territorios son gobernados por economías criminales que han crecido ante el descuido del gobierno en todos sus niveles, que el problema de inseguridad prevalece en la Sierra Tarahumara y en el país entero, por lo que existe una urgente necesidad de revisar el sistema de justicia y de seguridad, por petición de muchas voces cualificadas de la sociedad civil, ante la indolencia de las autoridades políticas y la falta de resultados en las estrategias gubernamentales.

Estas dinámicas delictivas ponen en riesgo la convivencia social, la democracia, la economía, el medio ambiente y el bienestar en los territorios. Por ello consideran que es una realidad compleja que necesita de una reflexión profunda en un diálogo que incluya a todos los sectores de la sociedad, y una situación que les llama también, como Iglesia, a trabajar, junto con otros, para construir condiciones de paz en los distintos territorios.

Es tiempo apuntaron los obispos, de convocar a los especialistas, de conocer las mejores prácticas locales, escuchar a las víctimas, a los indígenas, a los migrantes, tomar en cuenta a quienes han logrado sostener bajos índices delictivos en los territorios, a las iglesias, y a quienes están participando en los conversatorios por la paz y en los foros de justicia y seguridad.