El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro-Juárez, denunció que se ha confirmado que dos integrantes de su equipo fueron espiadas con el software Pegasus durante el año 2022, esto suma al menos dos ataques en los dos últimos gobiernos.
A través de un comunicado, refirió que a finales de 2022, dos personas de nuestro equipo, recibieron correos electrónicos en los que la empresa Apple les notificó que sus teléfonos habían sido vulnerados por “atacantes patrocinados por un Estado”. Los correos electrónicos advertían que los ataques habían ocurrido “por quienes son” o “por lo que hacen” y alertaban sobre que el nuevo ataque podía haber dejado vulnerables sus comunicaciones, archivos, cámaras, imágenes y el resto del equipo.
Con el apoyo de la R3D: Red en Defensa de los Derechos Digitales, Social Tic y Artículo 19, los teléfonos de los miembros del Centro Prodh fueron analizados y Citizen Lab, instancia de la Escuela Munk de Asuntos Globales y Política Pública de la Universidad de Toronto, confirmó recientemente que habían sido atacados con Pegasus en al menos cinco ocasiones.
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Ya en 2017, una investigación encontró que tres personas del Centro Prodh habían recibido mensajes infecciosos para vulnerar sus teléfonos cuando defendía algunas de las causas más emblemáticas del anterior sexenio, como los casos Tlatlaya, Ayotzinapa y Atenco. En dicha ocasión, al comprobarse el espionaje, denunciaron ante Fiscalía con la expectativa de que el esclarecimiento y la sanción contribuyeran a la no repetición, lo que no ocurrió ni ha ocurrido, dijo.
Además apuntó que la confirmación sobre este espionaje reciente contra el Centro Prodh en este sexenio “causa indignación y preocupación. Se trata de dos ataques en dos sexenios diferentes contra la misma organización, por defender derechos humanos, lo que entendemos es un caso único a nivel mundial”.
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Reconoció que en el país hay regiones en las que activistas y defensores de derechos humanos enfrentan riesgos sobre la vida e integridad personal y aunque las amenazas digitales no son los ataques más peligrosos, considera que la gravedad de que el espionaje siga ocurriendo no debe minimizarse porque evidencian a un Ejército que al actuar sin controles y empoderarlas como nunca antes “se ha vuelto ya una amenaza a la democracia y a una Fiscalía que es incapaz de investigar delitos complejos para revertir la impunidad y con ello favorece la repetición de las violaciones de derechos humanos”.