En la Cámara de Diputados, en el segundo día de actividades de la Semana Pride, especialistas que abordaron el tema de los discursos de odio, advirtieron que esas prácticas no son un ejercicio de libertad de expresión.
Ello, aunque los grupos y personas agresoras, incluyendo a aquellos que tienen puestos públicos, ocupan espacios de gobierno, de poder, de influencia política y de decisión, usen ese argumento para justificarse.
Discurso de odio no es un ejercicio de derechos humanos
La investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pauline Capdevielle, subrayó que derechos como el señalado, no pueden ser usados como pretexto para disfrazar discursos de odio contra grupos vulnerables, como la comunidad LGBTTTIQ+.
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La libertad de expresión, si bien está consagrada en la Constitución a favor de todas las personas en México, puntualizó, tampoco es un derecho “casi absoluto”, pero no puede ser utilizado para afectar el de acceso a una vida libre de violencia.
Crímenes de odio
Advirtió que la “cifra negra” en materia de crímenes de odio hacia la diversidad sexual es alarmante, ya que, por cada caso visible, hay tres casos no visibles.
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En México, abundó, no hay cifras claras ni actualizadas al respecto, porque la autoridad no lo procura y porque los casos muchas veces no son identificados formalmente como crímenes de odio, sino clasificados como homicidios.
Pese a la falta de datos, señaló que el 93 por ciento de los crímenes de odio se cometen contra mujeres transgénero, aunado a que el promedio de vida de ese grupo vulnerable en México, es de apenas 35 años. “Es una cifra desgarradora”, advirtió.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), abundó, ha documentado que las personas de la diversidad sexual se encuentran entre los grupos de población más vulnerables en el país.
Seis de cada 10 personas pertenecientes a esa comunidad fueron discriminadas en el último año; mientras que 53 por ciento sufre acoso, expresiones de odio y violencia física en diversos ámbitos.
La Comisión Interamericano de Derechos Humanos (CIDH) detalló en su informe 2020, que hay una situación de violencia cotidiana, sistemática, generalizada y estructural contra la comunidad LGBT, que se alimenta a partir de la cultura, tradiciones y creencias religiosas en la sociedad.
Las principales formas de esas agresiones se traducen en bullying en el ambiente escolar, falta de atención médica, desprecio de las autoridades, insultos en el lenguaje ordinario y declaraciones públicas de servidores públicos y actores políticos relevantes, lo cual ocurre no solo en México, sino en el mundo entero.
Qué es el discurso de odio
Señaló que de acuerdo a la literatura en la materia, a nivel internacional hay muchas consideraciones sobre lo que significan los discursos de odio, y en lo particular le parece acertado identificarlos como: una afrenta deliberada a la dignidad de los miembros vulnerables de la sociedad y como un “asalto” calculado contra la inclusión.
Se considera discurso de odio, abundó, el uso de lenguaje peyorativo, discriminatorio contra personas pertenecientes a la comunidad LGBT.
Esas prácticas vulneran la dignidad de las personas, se emiten de forma deliberada y con el fin de dañar a determinados grupos sociales, en este caso, de la diversidad sexual.
Semillas de violencia
La académica recalcó que los discursos de odio dañan las bases de la convivencia democrática, aún más cuando provienen de instancias gubernamentales e institucionales.
Detrás de ese lenguaje, advirtió, se esconde la “semilla de la violencia” que no es espontánea, sino que se genera en la intención de afectar y anular a determinado grupo social.
Refirió que esas prácticas que inician con expresiones verbales, generalmente van asociados y seguidos por violencia física y actos de violencia.
Apuntó que si bien es complicado sancionar penalmente las expresiones de odio, es posible luchar contra las mismas a través de políticas públicas en la materia, la implementación de mecanismos para exigir la reparación del daño, y el desarrollo de registros sobre crímenes de odio, así como la mejora de procedimientos legales para atender a las víctimas que denuncien.
Discursos de odio ocultos detrás de discursos de “amor”
En su intervención, la activista Sofía Jiménez apuntó que los discursos de odio, en muchas ocasiones están disfrazados de discursos de “amor” y quienes los emiten, se justifican con el argumento de que buscan proteger a otros grupos sociales como la familia y los niños.
Apuntó que un ejemplo claro de esa dinámica está en la postura y señalamientos de grupos religiosos y conservadores que también alimentan ambientes de prejuicio e intolerancia a la diversidad, señalando a sus miembros como personas enfermas, dañinas para ellas mismas y peligrosas para la sociedad.