La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), manifestó su preocupación "por las gravísimas circunstancias de violencia e inseguridad que persisten en diferentes estados y ciudades del país" y a través de un mensaje de los obispos al pueblo y gobiernos de México, reconocieron que las causas de la violencia siguen presentes en el país.
En el documento firmado por el presidente Rogelio Cabrera López y el secretario general Ramón Castro Castro, reintegraron su preocupación por la experiencia de numerosas comunidades diocesanas que son víctimas de procesos violentos, ya que en los primeros meses del año pasado más de una tercera parte de las diócesis han sufrido niveles altos de homicidios y feminicidios.
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Numerosas poblaciones viven bajo los diversos mecanismos de control de la delincuencia como secuestro, extorsión, robo, lesiones, se siguen presentando niveles de adicciones entre grupos vulnerables en un creciente número de territorios, la violencia intrafamiliar se ha incrementado en la pandemia y la cultura de la violencia y la muerte permea especialmente a los jóvenes, señala.
A pesar de todos los esfuerzos, agregaron, las causas profundas de estas situaciones siguen vigentes, tales como la pobreza y desigualdad, desempleo, injusticias de todo tipo que se perpetúan y tienen impunidad; la falta de vigencia de los derechos a alimentación y salud, falta de transmisión de una ética y la glorificación de la violencia, entre otras.
Apuntaron que la Iglesia en México ha creado numerosos centros de escucha para víctimas de las violencias, centros de atención frente a las adicciones, se imparten talleres y cursos en comunidades, iglesias, escuelas y universidades, se crean redes vecinales, se trabaja en los centros de reclusión, se acompaña a los migrantes, se intermedia y dialoga para resolver conflictos en zonas de violencia efectiva o latente, se reconstruye el tejido y la cohesión social, se da asistencia alimentaria y lucha contra las causas del hambre, se comunican mensajes de paz, se realizan oraciones, peregrinaciones y liturgias en lugares de violencia, se fomenta el diálogo social entre grupos diversos, se predica la paz y el respeto en las familias, y muchas más acciones.
"A quienes tienen familiares desaparecidos o asesinados y que trabajan incansablemente por la justicia, la verdad y la no repetición de estos hechos, les acompañamos en su búsqueda y en su dolor, frente a la estigmatización y las críticas. Sigan adelante en su organización, colaboren con otros, comuniquen a la sociedad la situación y busquen el cumplimiento de la justicia", alentaron los obispos.
Señalaron que no es la primera vez que manifiestan su preocupación por la paz en el país; ya que lo han hecho en repetidas ocasiones en las dos décadas que van de este siglo, particularmente en el año 2010 en la exhortación pastoral "Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna", que conserva su valor de documento orientador, por ello reiteraron el llamado a los gobiernos y sociedad a convertirse en constructores de Paz en el país.