Colectivas, mujeres que luchan, madres de víctimas de feminicidio y desaparición, así como sobrevivientes de estos delitos salieron como cada año a marchar para exigir justicia, alto a la impunidad y que el gobierno en sus diferentes niveles implemente políticas efectivas que castiguen a los responsables.
Previo a su caminar, en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional les manifestó su solidaridad y apoyo.
Después empezaron a caminar, encabezadas por las madres de las víctimas, quienes dignamente y entre lágrimas, reclamaron “ni una menos, todas vivas nos queremos”.
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Pasaron por una ciudad que cercó las calles para evitar disturbios y para evitar verlas gritando su dolor.
Rodeadas de centenas de elementos policiacos, incluida las Ateneas de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes también son víctimas de violencia en algunos casos, caminaron por avenida Reforma y Juárez y llegaron al Zócalo con los rostros de sus hijas, sus hermanas, sus amigas, asesinadas pegadas a su ropa o en pancartas, y aquí reclamaron que este sistema patriarcal permite que se engendren todos los tipos de violencia.
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Mientras las madres usaban el micrófono para denunciar sus casos y exigir justicia, los maestros que mantienen un plantón en torno a Palacio Nacional formaron una especia de valla que impidió al Bloque Negro acercarse, por lo que arremetieron contra el edificio que alberga el gobierno de la CDMX donde pintaron consignas y rompieron vidrios.
Ante la llegada de la policía se fueron a la valla que circunda la Catedral Metropolitana y golpearon con martillos y aventaron cuetes. Después de aproximadamente una hora se retiraron del lugar.