En el marco del conversatorio “Más allá de la militarización. Implicaciones y promoción de la seguridad pública”, organizado por EquisJusticia, representantes de organizaciones civiles manifestaron su preocupación por poner en labores de seguridad pública a un cuerpo entrenado para aniquilar, como lo son las fuerzas armadas por lo que urgieron a retirarlos de las calles.
En ese contexto, destacaron abusos contra las mujeres y migrantes de partes de elementos del Ejército por lo que lamentaron que haya sido aprobada por el Congreso mexicano la reforma para extender la presencia militar en las calles hasta 2028.
Por ello, urgieron a trazar caminos que garanticen el respeto a los derechos humanos, esto al considerar que “la militarización no es paz”. Ante la discusión sobre la presencia de la Guardia Nacional, insistieron en que ni la militarización ni las capacitaciones son la respuesta.
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En ese sentido, Jorge Lule, de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos señaló que la lógica de actuación de las Fuerzas Armadas busca eliminar enemigos, lo cual tiene como consecuencia la criminalización de diversos grupos poblaciones, entre ellos, las personas migrantes, los consumidores de drogas.
Consideró que cambiar la narrativa oficial en torno al beneficio de mantener a las fuerzas armadas en las calles y en la guerra contra las drogas, es casi imposible.
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“Para una organización, para una víctima o para un cuerpo de derechos humanos en posicionar una narrativa contraria a la oficial que tiene todo el aparato estatal, que tiene todo en el aparato comunicacional y que tiene el apoyo de la industria armamentística, de la industria farmacéutica, que son dos industrias de las más poderosas del mundo que se ven beneficiadas del concepto de guerra contra las drogas, competir contra ellos de manera comercial, de una forma narrativa no sea casi imposible”, comentó.
Lorena Cano del Instituto de las Mujeres en la migración afirmó que en Médico también se ponen muros físicos con militares marchando en la frontera de Tapachula, “mandando un mensaje de fuerza como si fuera una guerra”.
“En México dejó de ser un delito emigrar de manera irregular en el 2008, entonces claramente eso refleja un retroceso importantísimo en el tratamiento de control migratorio en México porque estamos regresando a ese 2008 en donde si tú cruzas la frontera de manera irregular en la frontera sur que es porosa que hay mucha selva y no tenemos esos muros de ladrillo como el norte, pero sí tenemos ahora muros humanos que a través de estos guardias nacionales”, indicó.
A su vez, la investigadora Emanuela Borzacchiello, manifestó la preocupación porque “hay una completa falta de subordinación y fiscalización del mando militar al control civil. En la práctica, estamos transitando a la militarización de la vida en lo cotidiano”.