El sismo en México de 2017 provocó cientos de daños en varios estados del país, sobre todo en la capital, por lo que muchos se preguntan si se trató del más fuerte de la CDMX.
Si bien fue un movimiento telúrico de magnitud 7.1, la diferencia con el registrado el mismo día, 19 de septiembre, pero de 1985 de 8.0 es que el primero liberó 32 veces más energía sísmica.
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De acuerdo con la Universidad Autónoma de México (UNAM), el terremoto de hace 36 años tuvo un epicentro más lejano que el del 2017, pues ocurrió a más de 400 kilómetros de la capital del país.
Mientras que el de 7.1 se generó solo a 120 kilómetros al sur de la Ciudad de México.
Sin embargo, debido a que las ondas sísmicas se atenúan rápido al propagarse, las de hace cuatro años, con la corta distancia, fueron muy violentas y causaron severos daños.
Daños severos tras sismo en México 2017
Expertos de la UNAM señalan que, debido a que gran parte de la capital del país esta edificada sobre sedimentos blandos por los antiguos lagos, ocasionan gran amplificación de las ondas en la Ciudad.
Por lo tanto, la amplitud de las ondas sísmicas con tiempos alrededor de dos segundos, en zonas de lago o blandas, puede ser hasta 50 veces mayor que en suelo firme.
No obstante, en algunas zonas de lago las aceleraciones máximas del suelo por el terremoto de 7.1 fueron de menor intensidad que las de hace 36 años.
Y es que, los movimientos telúricos se forman por ondas con distintos periodos de oscilación, y los sismogramas estudiados revelan que la amplitud de las ondas sísmicas menores a dos segundos fue más grande hace cuatro años.
Empero, la razón por la que algunas estructuras resultaron más dañadas depende del tipo de suelo en el que estén cimentadas, es decir, firme o blando.
¿Por qué sucedió el sismo del 19 de septiembre de 2017?
Aquel martes, minutos después de las 13:00, por debajo del continente, la placa oceánica de Cocos se rompió a una profundidad de 57 kilómetros.
Según la máxima casa de estudios, ese tipo de temblor intraplaca no es el más común, pero tampoco es extraordinario.
El de la placa de Cocos se caracteriza por tener una ruptura a mayor profundidad que los típicos llamados sismos de subducción como el de 1985, cuyo origen es bajo las costas del Pacífico.
Además, se da sobre la interfaz de contacto entre las placas tectónicas de Cocos y de Norteamérica.
Por su parte, los sismos intraplaca de profundidad media se generan por esfuerzos extensivos a lo largo de la placa de Cocos.
La UNAM resalta que la alta probabilidad de que ocurra un sismo intraplaca a uno de subducción es la misma.
Hasta el sismo en México de 2017, la probabilidad de un temblor de mayor intensidad era considerable, pues bajo las cosas de Guerrero hay una brecha sísmica en la que no ha habido un movimiento telúrico fuerte desde hace más de 60 años.