La sandía es una de las frutas más deliciosas que existen, sin embargo, el sueño de todos es que ésta no contenga semillas.
Las sandías sin sus negras semillitas son desde hace algunos años, una de las más consumidas, pero ¿Qué tan sanas son?
En algunas ocasiones, hemos escuchado que las frutas sin semilla pueden ser dañinas, sin embargo, en el caso de la sandía, no es así.
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¿La sandía sin semilla hace daño?
Uno de sus beneficios, es que la sandía que no contiene semillitas reduce el riesgo de ahogamiento en todas las personas, principalmente en niños y adultos mayores.
El Doctor en ciencia y tecnología de los alimentos, Miguel Ángel Lurueña informó que de acuerdo a diversos estudios no concluyentes, se ha señalado que las frutas sin semillas podrían tener más licopeno de lo normal.
El licopeno es la sustancia química que existe de manera natural y además, es la responsable del color rojo de las frutas y verduras, por ende, se encuentra en la sandía.
¿Cuál es el origen de la sandía sin semillitas negras?
La mencionada fruta sin semillas ya existía desde 1939.
Hace 82 años, en Japón se desarrolló la sandía sin semillitas y su éxito se debió a la alta demanda que ésta tenía en comparación a la normal.
De acuerdo con el Doctor en ciencia y tecnología de los alimentos, Miguel Ángel Lurueña, en su blog Gominolas de Petróleo asegura que no se trata de una fruta transgénica sino de una hibridación, es decir, la cruza de dos plantas cuyos cromosomas son incompatibles.
Lurueña explica que se trata de la cruza del polen masculino de una sandía diploide con la flor femenina de una sandía tetraploide.
El resultado de dicha cruza es una sandía sin semillas o sandía triploide, la cual no es capaz de generar semillas maduras, lo que significa que es una fruta estéril.