De acuerdo a la consejera del Instituto Nacional Electoral (INE), Carla Humphrey, para que las mujeres alcancen la igualdad de género en las altas esferas públicas, deberán de pasar 130 años, esto debido a la resistencia cultural para permitirles participar en la toma de decisiones y cargos públicos de primer nivel.
Durante su participación en el webinar "Mujeres en la Agenda", organizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), mostró que en México en el 2003, la representación de las mujeres en la Cámara de Diputados era de 16% y la de los hombres del 84%.
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A raíz de las reformas en materia de cuotas de género y paridad, para el 2021 el 49% de las curules las ocupan mujeres y 51% los hombres.
Contrario a lo que pareciera, abundó, no significa igualdad debido a que no se les permite en la gran mayoría de los casos, ocupar presidencias de comisiones como Hacienda, la Junta de Coordinación u otras con alto poder de decisión.
Además la ley se ha tenido que ajustar para obligar a los partidos a que no las metan de "relleno" en las candidaturas o después del triunfo, las hagan declinar por un hombre.
Financiamiento y candidaturas para hombres
En el caso de Susana Ochoa candidata del Partido Futuro, con registro en Jalisco, explicó que las cuotas de género son importantes pero pedir paridad a las fuerzas políticas no es suficiente, especialmente cuando las candidatas a cargos públicos tienen que contender con desventaja contra los hombres.
Dijo que en el caso de muchas aspirantes, éstas declinan a buscar una posición porque en México "hacer política se ha convertido en algo muy costoso" y en muchos casos el financiamiento se dirige hacia los hombres.
Además las mujeres tienen que enfrentarse a las zonas de violencia donde son amenazadas para que desistan, son víctimas del machismo y ante la inexistencia de un sistema de cuidados, deben resolver cómo garantizar el cuidado de hijos y familia.
Finalmente las panelistas incluida Melissa Ayala, representante de GIRE, coincidieron en que la paridad en cargos de representación en México no se ha "quedado corta", solo que no se ha sabido imponer para que se cumpla por parte de quienes ahora ostentan el poder de decidir.