Expertos en derechos humanos de Naciones Unidas exigieron a los gobiernos, a las instituciones confesionales y a los líderes religiosos a acoger con respeto y compasión a la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y personas con diversidad de género (LGBT), y a rechazar las políticas, leyes y prácticas que discriminan o alimentan los prejuicios.
En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, la ONU destacó que actualmente, 69 países siguen penalizando las relaciones entre personas del mismo sexo o las formas de expresión de género, y algunos incluso prescriben la pena de muerte para las relaciones entre personas del mismo sexo.
*Información relacionada: Nuestra lucha en Iztapalapa es inclusiva: David Santiago
"Varios de ellos, situados en Oriente Medio y el Norte de África, en el sur y el sureste de Asia y en el África subsahariana, justifican el mantenimiento de las prohibiciones legales de la homosexualidad, introducidas en la mayoría de los casos por las autoridades coloniales, con el argumento de que defienden los principios del islam o del cristianismo y, por tanto, son necesarias para mantener la moral pública", expusieron.
El experto independiente en protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz aseguró que "la libertad en general, y la libertad de pensamiento, conciencia y religión o creencia en particular, son piedras angulares del marco internacional de los derechos humanos, y debe reconocerse el derecho a la libertad de religión o creencia de todos los seres humanos a lo largo de su vida, incluido el de las personas LGBT“.
Mediante una declaración conjunta expresó que "las autoridades religiosas tienen la responsabilidad de garantizar que la religión y la tradición no se utilicen para promover la discriminación de las personas por su orientación sexual e identidad de género."
"Ciertas narrativas crean la falsa noción de que existe un conflicto inherente entre el derecho a la libertad religiosa y los derechos humanos básicos de las personas LGBT. Esta es una idea fabricada que contribuye a su exclusión de todos los sectores de la vida social, así como a la violencia que se ejerce contra ellos", enfatizó.
Condenó la incitación a la violencia y a la discriminación por características personales por parte de algunos líderes religiosos. “Dicha incitación constituye un discurso de odio y no está protegida ni por la libertad de expresión ni por la libertad de religión o creencia. Las instituciones religiosas tienen derecho a la autonomía en la administración de sus asuntos y pueden tener opiniones diversas sobre asuntos relacionados con la orientación sexual y la identidad de género, pero en ningún caso sus autoridades deben incitar a la violencia o al odio".
"Creemos que el marco internacional de los derechos humanos y los principios humanistas que están en la base de toda religión tienen un papel interdependiente: salvaguardar y promover la dignidad inherente e igual de todo ser humano, guiar a las personas y a las sociedades en su búsqueda de la felicidad y construir un mundo en el que todos puedan vivir libres e iguales", expuso.