Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto, Fernando Díez Ruiz posee también las licenciaturas de Pedagogía y Psicología y, dentro de su intensa actividad divulgadora, ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas, además de ser colaborador habitual de Radio Televisión Española.
En su último trabajo expone las consecuencias de nuestro constante diálogo interior y explica a Efe su importancia en nuestra vida diaria. Lo importante para Díez Ruiz es el diálogo interior que nos puede beneficiar. "Cuando estás distraído haciendo cosas, la conciencia está en un modelo automático, no estás pensando de una manera premeditada.
Sin embargo, cuando estás ocioso, aburrido o estás pasando un momento de reflexión, es cuando el pensamiento se hace palpable y estás contigo mismo, en el periodo de pandemia, por ejemplo, que estás encerrado en casa y empiezas a darle vueltas a las cosas, es cuando se corre más peligro de que te inunden pensamientos negativos", indica.
Este periodo en el que las relaciones sociales, así como las escapadas para poder disfrutar de otros paisajes se han visto restringidas, nos ha proporcionado un mayor número de momentos más intensos para ejercitar el monólogo interior.
RECORDAR LAS COSAS DE UNA FORMA AMABLE.
"Esta época nos está ayudando a ejercitar el monólogo, pero tener pensamientos positivos depende mucho de cómo es la persona, de las experiencias que haya tenido o en qué momento se encuentra. No siempre recordamos las cosas de la misma manera si no que las recordamos en función del momento actual y, si en ese momento estás contento, recuerdas las cosas de una forma más amable que si lo estás pasando mal", añade el psicólogo. Para que estos monólogos sean positivos y constructivos, lo primer que tenemos que hacer es ser conscientes de qué tipo de monólogos tenemos.
"Hay algunos autores que, incluso, aconsejan que, cuando estés pensando, anotes los pensamientos para que seas consciente de ellos y reconocer su contenido. Ese ejercicio ayuda también a reorganizarte y decidir", indica el especialista. Fernando Díez subraya que "todos tenemos a lo largo de nuestra vida pensamientos positivos y negativos, eso es inevitable, el problema se produce cuando tenemos muchos más de los segundos y, por lo tanto, tenemos una visión más pesimista de nosotros mismos o de la realidad".
Según Díez Ruiz, "a veces esa visión está distorsionada, no es la realidad, es decir, a veces nos quejamos cuando tenemos a nuestro alrededor condiciones de vida favorables. La persona en ese entorno puede ser consciente de que todo es relativo y, dentro de esa relatividad, uno tiene que fijarse más en las cosas positivas que en las negativas".
El psicólogo enfatiza que tampoco hay que auto engañarse, es decir, cuando hacemos las cosas mal también hay que ser conscientes de que nos hemos equivocado, "pero no debemos estar todo el rato martirizándonos o concentrándonos en las cosas negativas. Demos un salto a las virtudes que tenemos y a las cosas buenas que nos han pasado", asegura.
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Llenar la cabeza con pensamientos negativos tiene consecuencias sicológicas y también afectan a la propia vida, como mantiene el psicólogo. "La primera consecuencia es sicológica. Tener una distorsión de la realidad, ponernos un maquillaje de la persona que somos o cómo nos percibimos es una actitud causativa. Si te percibes mal, lógicamente no te encuentras bien, no te relacionas bien y puedes estar a un paso de encontrarte en un estado deprimido e infravalorarte, porque tienes una distorsión de tu propia realidad y entonces no haces cosas que realmente podrías hacer.”
“Has aprendido que no vales para acometer ciertas tareas porque, por ejemplo, alguien te lo ha dicho y este mensaje lo acabas interiorizando. Ese pensamiento negativo nos inundará día a día para todo lo que hagamos y nos va a condicionar, por eso es muy importante determinar ese pensamiento, diseccionarlo", aclara el psicólogo.
"PLANTEARNOS UN SENTIDO DE LA VIDA EN POSITIVO".
"Hay personas que somos más optimistas y otras que son más pesimistas, eso es inevitable y no se puede cambiar. Una persona pesimista te puede decir: \u2018Mira, menos mal que he sido pesimista porque ya sabía yo que no me iba a tocar la lotería\u2019, o \u2018menos mal que sabía que de la pandemia no salíamos en cuatro meses\u2019", ejemplifica el experto. "Pero, ante todo, el pesimismo no es malo, es una forma de ver la vida, y el optimismo tampoco es malo o bueno es otra forma de ver la vida, es ver la botella medio llena o medio vacía", indica.
Para Díez Ruiz, "ser positivo te ayuda en la vida a encontrarte mejor y a ser mucho más feliz con lo que haces. El ser pesimista te lleva en el sentido contrario y eso penaliza a la persona que lo es. Esa es la diferencia principal".
En este sentido, es muy importante la aceptación, "otra cosa es que, una vez que te has aceptado, haya cosas que te gusten o que no te gusten, ahí es donde tienes una oportunidad para mejorarlo, para pasarlo al polo positivo. La autoaceptación es necesaria para plantearnos un sentido de la vida positivo, pero su negación es la inmadurez", argumenta Fernando Díez.
"Tendríamos que plantearnos un sentido de la vida en positivo, es decir, hay cosas buenas y cosas malas, pero las últimas hay que mejorarlas para avanzar, aunque tampoco se trata de auto engañarse, hay que buscar un equilibrio sin dejar a un lado el autoconocimiento", añade.
En cuanto al periodo en el que estamos inmersos, parece que resulta difícil mantener pensamientos y monólogos interiores positivos u optimistas, aunque para Fernando Díez y su actitud de ver siempre la botella medio llena, "a nivel sicológico creo que estamos aguantando más de lo que pensábamos".
"Cuando surgió todo esto el horizonte era de cuatro meses de confinamiento que nos situaba en el mes de agosto, pero luego se prolongó hasta fin de año, cuando había ciertas esperanzas de que podía remitir, pero la realidad es que va pasando el tiempo y nos hemos plantado en más de un año", reflexiona.
Sin embargo, el psicólogo enfatiza que "ahora mismo debemos tener una visión optimista por las vacunas que parece que están obteniendo bastantes buenos resultados. Hay esperanza de que podamos cambiar y volver a retornar a una vida, no como la que llevábamos, pero por lo menos muy parecida".
Con este estudio, Fernando Diez asegura que invita "a la gente a ser más felices, con más amor a la vida, para tomar conciencia y pensar que sí, es cierto que estamos pasando una mala situación, pero que ha habido otras generaciones que han pasado situaciones peores, a unos niveles que nosotros desconocemos".
“Nos han limitado las libertades, es verdad que ha habido muchos fallecidos y gente que ha perdido el trabajo, pero también hay mucha gente que siente que ha podido estar con la familia y experimentar una vida diaria que desconocía. Siempre hay una forma de ver algún aspecto positivo y extraer una enseñanza para después seguir construyendo", concluye Fernando Díez Ruiz.