En el Día Internacional de la Espina Bífida este 21 de noviembre, se recuerda que el consumo de ácido fólico disminuye entre 50 y 70 por ciento el riesgo de alteraciones del tubo neural, pero la obesidad, el tabaquismo activo o pasivo y los defectos congénitos propician la ocurrencia de la espina bífida.
El consumo de ácido fólico cuatro semanas antes y durante las primeras seis semanas del embarazo reduce el riesgo de que la niña o niño desarrolle espina bífida, un defecto raquídeo del tubo neural en el que una parte de las meninges de la médula espinal -o de ambas- sobresale en una abertura de la columna vertebral, indicó el jefe del Servicio de Urología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Juan Osvaldo Cuevas Alpuche.
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Este padecimiento se puede identificar con ultrasonido a partir de la semana 16 de gestación o una prueba en sangre para brindar atención oportuna que reduzca el desarrollo de complicaciones.
En 2020 nacieron 686 niñas y niños con espina bífida en el país. En el mundo se calcula una incidencia de 0.3 a 4.5 casos de alteraciones del tubo neural por cada mil nacimientos.
Para detectar posibles afectaciones por espina bífida, se sugiere hacer un examen diagnóstico desde la semana 16 del embarazo para que, a través de ultrasonido, o mediante la determinación de alfa-fetoproteína en suero materno o en líquido amniótico, se puedan detectar alteraciones en la formación de la columna vertebral del feto, con elevada seguridad diagnóstica.
Existen tres tipo de espina bífida
La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica tres tipos de espina bífida: la de tipo meningocele, que se caracteriza por la hernia de las meninges a través de un defecto de la columna vertebral y la formación de un quiste lleno de líquido cefalorraquídeo. Otro es el mielomeningocele, que es el desplazamiento de las meninges y la médula espinal a través de una abertura en la columna vertebral.
Es el más frecuente, ya que 90 por ciento de los casos de espina bífida tiene estas características.
El tercer tipo es el mielocele, en el que la médula espinal está abierta y cubierta por una fina membrana y sobresale a través del defecto en la columna vertebral. Juan Osvaldo Cuevas Alpuche señaló que algunas afecciones que pueden ser provocadas por la espina bífida son la hidrocefalia y anomalías cerebrales con efecto motor.
También se presentan como derivaciones de esta condición infecciones urinarias febriles, capacidad vesical disminuida, incontinencia urinaria, incontinencia fecal y alteraciones en la función motora de las extremidades inferiores.
Los pacientes con espina bífida pueden desarrollar comorbilidades como alteraciones esqueléticas por escoliosis y modificaciones progresivas de la cadera; trastornos nutricionales por infecciones urinarias frecuentes, trastornos cognitivos asociados a hipertensión endocraneana e hipertensión arterial secundaria a infecciones urinarias.
Cuevas Alpuche dijo que existen cirugías para el cierre del defecto neural, que se hacen en las primeras horas o días del nacimiento, dependiendo del riesgo de infección neural que tenga la persona recién nacida. Se ha demostrado que, posterior a la intervención, 3.2 por ciento muestran un cambio en su estado neurológico como resultado del cierre espinal.
En nuestro país, la atención de pacientes con espina bífida se brinda en instituciones públicas como el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” y en el INP, así como en los centros de alta especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste), entre otros.