En la conmemoración de la masacre del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de México (TSJ), Rafael Guerra Álvarez, reiteró su convicción de condenar la violencia en todas sus formas, y se pronunció por reivindicar el poder de la no violencia para mover los engranes del cambio.
En la Plaza de las Tres Culturas, subrayó que el TSJ venera el espíritu revolucionario de la libre y pacífica manifestación para dar voz a quienes no son escuchados, pero sobre todo, para marcar la senda del progreso.
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El magistrado enfatizó que con el sacrificio de las víctimas de 1968, el país dio un paso histórico para reformar el poder público y replantear la relación entre el ciudadano y el Estado.
Guerra Álvarez enfatizó que la memoria de las víctimas evoca la fortaleza del cambio social, la transformación del poder público, así como la dignidad de la movilización pacífica.
El también presidente del Consejo de la Judicatura capitalino insistió en que la no violencia debe ser la verdadera herramienta del cambio y progreso; la no violencia, enfatizó, está en nuestras manos.
@amarilloalarcon