La reunión del próximo miércoles en Washington entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el de Estados Unidos, Donald Trump, será un capítulo más de la tensa pero a la vez estrecha e inevitable relación de ambos países.
El encuentro ha generado suspicacias en México por la retórica de Trump contra los migrantes mexicanos, pero a nadie se le escapa que los dos países comparten una agenda común plagada de asuntos importantes, aunque en México se sienta todavía como una afrenta imperdonable los insultos y desprecio de Trump a los mexicanos.
“La relación entre México y Estados Unidos tiene temas fundamentales en comercio, migración y seguridad, pero muchas veces los dos países tienen perspectivas distintas de cómo afrontarlos”, dijo este lunes a Efe Gustavo Adolfo López Montiel, especialista en relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey.
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Las cuatro claves del momento en esa complicada relación histórica entre ambos países son las siguientes.
1- Dos economías inseparables
Pocas economías en el mundo son tan interdependientes como la mexicana y la estadounidense, las cuales acaban de dar un paso más con la entrada en vigor del nuevo tratado comercial de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), motivo principal de la reunión entre los mandatarios.
“Dada la intensa integración comercial en las cadenas de suministro y en el intercambio de productos terminados, a ambos países les conviene que al otro le salgan bien las cosas”, explicó a Efe Aribel Contreras, coordinadora de la licenciatura de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana.
Recordó que el 80 % de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, mientras que “muchos estados de ese país dependen de lo que venden a México”.
Y aunque consideró que la aplicación del T-MEC tendría que haber esperado a pasar la pandemia de COVID-19 para ser más efectivo, señaló que México y Estados Unidos se van a necesitar más que nunca para superar la crisis económica derivada del coronavirus.
2- La cuestión migratoria
Con más de 3.000 kilómetros, México y Estados Unidos comparten la frontera común más larga del mundo, por lo que la cuestión migratoria ha sido un asunto fundamental entre ambos países desde hace 175 años.
Se calcula que en Estados Unidos viven 11,5 millones de mexicanos y mas de 30 millones de descendientes de mexicanos, mientras que México alberga la mayor comunidad estadounidense en el exterior, con 1,5 millones de personas.
Con la llegada de Trump al poder y su anuncio de un muro fronterizo, la cuestión migratoria se convirtió en un factor de especial tensión con el Gobierno de México, hasta que Washington arrancó en 2019 el compromiso de López Obrador de frenar los flujos migratorios desde Centroamérica.
“En este momento, México actúa de muro de Donald Trump con el envío de 25,000 efectivos para frenar a los migrantes” en el sur del país, explicó a Efe Eduardo González, experto en migración del Tecnológico de Monterrey.
Y recordó que los Gobiernos mexicanos siempre han tratado de “llevarse bien” con Estados Unidos en materia migratoria, mientras que mandatarios de todos los colores políticos de ese país han buscado frenar la migración, como Barack Obama, quien deportó tres millones de indocumentados durante su mandato.
3- La seguridad y el narcotráfico
Desde la década de 1980, a medida que México ganaba peso como país de tránsito y de producción de drogas hacia Estados Unidos, el asunto del narcotráfico se fue convirtiendo en un tema mayúsculo entre ambos países.
EEUU ha presionado a México para la persecución militar y la destrucción de las plantaciones de drogas, lo que ha derivado en una guerra contra el narcotráfico que ha disparado la violencia en México.
A eso, se suman las controvertidas operaciones del Gobierno estadounidense para introducir armas a México y rastrear al narcotráfico.
“En el caso de México obviamente importa más el tema de las armas que provienen de Estados Unidos, pero en el caso de Estados Unidos es el transito de drogas de México, así como la importancia del dinero y la logística en torno a la droga”, subrayó López Montiel.
El Gobierno de Trump amagó el año pasado con declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, mientras que el Ejecutivo de López Obrador pidió a Estados Unidos un compromiso claro para perseguir el tráfico de armas.
4- Una historia de altibajos
La primera reunión entre dos presidentes de ambos países fue en 1909 en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, donde se encontraron el mexicano Porfirio Díaz y el estadounidense William Traft.
Desde entonces la postura de los Gobiernos mexicanos ha ido cambiando entre los mandatarios de mitad del siglo XX, que tenían una retórica más nacionalista y los que abrazaron posturas neoliberales y cercanas a Estados Unidos a partir de los ochenta.
“Los Gobiernos que se autodenominaban de izquierdas y nacionalistas tenían un discurso que consideraba a Estados Unidos una amenaza a su soberanía. Sin embargo, mantenían la puerta abierta al comercio y a los productos de ese país”, comentó Alfredo Ávila, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La relación entre Enrique Peña Nieto (2012-2018) y Trump estuvo marcada por varias reuniones canceladas debido a los exabruptos del segundo en materia migratoria, algo que López Obrador ha sorteado.
Sin embargo, para López Montiel las reuniones entre presidentes no tienen tanto peso, ya que las inevitables relaciones entre ambos países siempre se han dejado en manos de “funcionarios de segundo y tercer nivel” para así esquivar presiones y cerrar acuerdos.