En el Día Mundial contra la Hepatitis, el IMSS cuenta con un programa de detección y tratamiento para curar esta enfermedad, que funciona en 46 hospitales en el país y garantiza entre el 95 y 98 por ciento de efectividad en pacientes con daño crónico o incluso en grado de cirrosis.
El tratamiento consiste en la toma vía oral de antivirales de acción directa durante ocho a 12 semanas y debe iniciarse para evitar la evolución de la enfermedad que puede causar cáncer de hígado.
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El IMSS señalo que los grupos de riesgo para adquirir la hepatitis B o C, son quienes usan drogas inyectadas o inhaladas, cursan por hemodiálisis, han recibido trasfusión sanguínea, trasplante de órganos, factores de coagulación o hemoderivados; niños nacidos de mujeres infectadas por alguno de estos virus, trabajadores de la salud o de seguridad que usan materiales punzocortantes y, personas infectadas por VIH.
Por ello, señaló que es importante realizarse una prueba de anticuerpos contra el virus de hepatitis C y si la prueba sale positiva, se debe revisar la carga viral y evaluar el grado de daño hepático que tiene el paciente para planear su tratamiento.
Entre los síntomas de esta enfermedad está malestar general, cansancio o leve dolor abdominal que pueden ser atribuido a cualquier causa, menos a una infección por hepatitis, de tal manera que pueden estar completamente asintomáticos y una proporción de ellos pueden estar ya en una fase de cirrosis hepática y tener desafortunadamente las complicaciones.
La hepatitis es la inflamación del hígado, que puede ser aguda o crónica, dependiendo del tiempo de evolución y ser causada por distintos factores.
El IMSS atiende cada año a cuatro mil pacientes con hepatitis C, tanto de primera vez como subsecuentes. El grupo etario más afectado son los que se ubican entre los 40 y 60 años de edad, con un ligero predominio del sexo femenino, atribuido primordialmente a trasfusiones sanguíneas realizadas en procesos ginecobstétricos.
La doctora Irma Luisa Ceja Martínez, Gerente Médico de Endocrinología y Nutrición de Grupo PiSA, explicó que existen diferentes tipos de hepatitis y la importancia de llevar un tratamiento.
"Dependiendo del tipo de hepatitis, esta se puede remitir en forma espontánea sin dejar secuela, pero en el caso de la hepatitis B y C, si no es identificada a tiempo puede evolucionar hacia una cirrosis o un cáncer de hígado. De ahí la importancia de la detección oportuna identificando síntomas como la ictericia: coloración amarillenta en la piel y los ojos, orina oscura, falta de apetito, vómitos, náuseas y dolor abdominal", aseguró Ceja Martínez, médico especialista en Medicina Interna.
Ceja Martínez también explicó que existen personas que pueden desarrollar hepatitis sin presentar síntomas y en esos casos el diagnóstico se hace como un hallazgo cuando se realizan estudios de la función hepática o la enfermedad ya está ya se encuentra en un estado muy avanzado.
Por otra parte, la hepatitis B, al igual el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), se puede transmitir por entrar en contacto con fluidos corporales o sangre de una persona que ya tiene esta enfermedad. El virus de la Hepatitis B es de 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH y por lo tanto más contagioso.
La tipo C, al igual que la hepatitis B, se contagia por el contacto con la sangre. Estos dos tipos de virus, constituyen un problema considerable de salud en México y el mundo pues, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 325 millones de personas se ven afectadas por esta enfermedad que deriva en 1.4 millones de muertes al año.