En la costa de Galicia se encuentra una de las "joyas" que Emilio “L” trató de lucir cuando era director de Pemex, y de la que la paraestatal mexicana llegó a ser la principal accionista desde que en 2013 entró en su accionariado a través de su filial PMI Holdings B.V.: el astillero gallego "Hijos de J. Barreras".
En esa operación, que prometía ser todo un acontecimiento para Pemex, Emilio “L” escenificó una presentación donde se habló de la construcción de múltiples buques, instalaciones industriales y miles de empleos que nunca llegaron, hasta que finalmente la empresa quedó en “quiebra técnica" y en mayo del año pasado fue vendida a un precio de saldo, perdiendo la paraestatal mexicana, según datos de la Secretaría de Hacienda, 50 millones de euros (casi mil 300 millones de pesos mexicanos).
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La realidad es que, de todos los proyectos anunciados a raíz de ese negocio, que según algunos expertos bordeaba la legalidad, sólo fructificaron dos: la construcción de un buque-hotel por parte de Barreras y la de otro gemelo que construyó la empresa Navantia en Ferrol, sobre la que también hay sospechas por presuntos malos manejos y corrupción, y que forma parte de un caso judicial conocido en España como "caso Fertinal", en la que también está involucrado Emilio “L”.
En este caso hay otros directivos de Pemex que compartieron encuentros con las máximas autoridades gallegas, como Carlos Roa, jefe de asesores de Emilio “L” en Pemex y vicepresidente de Barreras hasta 2016, quien según el expropietario de Fertinal, fue quien negoció la venta de esa fábrica. También se señala a José Manuel Carrera Panizzo, antiguo director de PMI Holdings y miembro del consejo de Barreras, quien se presentó como uno de los garantes de que Pemex construiría en Galicia hasta 14 remolcadores que nunca fueron encargados.
Cabe recordar que Carrera Panizzo y Roa son señalados en las investigaciones por otra compra sospechosa en Pemex, la de Agro Nitrogenados, lo que los vincula a todos en una trama oscura de operaciones financieras que arrojaron pésimos resultados y sobre las que se cierne la sombra de la corrupción.
CASO REPSOL
Pero esa no fue la única empresa española que la ambición de Emilio “L” quiso manejar, ya que en 2012, el exdirector de Pemex trató de hacerse con el control de la principal petrolera ibérica, Repsol, cuando esa multinacional era liderada por el empresario catalán Antonio Brufau.
A raíz de una serie de tensiones generadas como consecuencia de la expropiación de YPF, empresa subsidiaria de Repsol en Argentina, por parte del Gobierno de Cristina de Kirchner, desde Pemex y bajo la batuta de Emilio “L” se orquestó un complot contra la dirección de la petrolera española para tratar de asumir su control, aprovechando el movimiento de la presidenta argentina para apelar a una supuesta fragilidad de Brufau.
En esas maniobras, Emilio “L” no tuvo reparos en quedar en evidencia disparando a la línea de flotación de Brufau en una célebre comparecencia ante el Congreso mexicano, en noviembre de 2013, cuando el titular de Pemex señaló que la retribución de su colega español estaba fuera de todas las normas internacionales, criticando su sueldo y su gestión en un duro ataque al empresario español, al tiempo que hacía votos por una mejora del gobierno corporativo de la primera petrolera española en la que Pemex fue socio histórico de referencia hasta el año 2014, cuando abandonó definitivamente el capital de Repsol, dejando atrás definitivamente el "sueño" de Emilio “L” de hacerse con el control de esa empresa.