En el marco de la pandemia por COVID-19 en México, para el mes de mayo, el 14.6% de la población económicamente activa ya se encontraba desempleada y sin poder salir a buscar trabajo, en el mismo periodo, el 24% de los hogares se encontraba en inseguridad alimentaria moderada o severa de acuerdo a la segunda ENCOVID-19, realizada por la Universidad Iberoamericana y organizaciones diversas.
De acuerdo a Graciela Teruel, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE), para Mayo, donde se implementó la tercera fase de la emergencia sanitaria, ya había 8.4 millones de personas sin empleo, 6.5 más que a finales del 2019.
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De acuerdo a estimaciones de investigadores, la pandemia podría dejar a 95.2% de la población en pobreza y para mayo la ENCOVID sugiere que 76.2% de la población podría ya haber caído en pobreza y a 20.7% en pobreza extrema debido a las afectaciones en el empleo, ingresos y seguridad alimentaria.
El 93% de la población ha percibido un aumento importante en los precios de los alimentos que los hacen poco accesibles y la mayoría de la gente reportó que en el mes pasado 17.9% tienen morosidad en las tarjetas de crédito o deudas, 16.6% han dejado de pagar servicios básicos como luz, agua y gas e incluso la renta, 23% han pedido prestado y 12.9% han recurrido al empeño a vender sus cosas para subsistir.
A causa de la situación económica principalmente, 1 de cada 3 mexicanos de 18 años o más ha presentado síntomas severos de ansiedad.
Para el representante de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, Rogelio Gómez Hermosillo, el pago de una pensión universal podría disminuir el problema del hambre en las familias mexicanas y de acuerdo a Gonzalo Hernandez Licona, director de la Red de Pobreza Multidimencional, México está perdiendo la batalla en salud y la económica.