El sacerdote católico, Carlos López Valdez, quien fue condenado a 63 años de cárcel, cuya sanción es considerada la más grande en México por el delito de violación equiparada, murió en el Reclusorio Oriente por contagio de COVID-19.
El religioso fue arrestado en 2016 por agentes de la entonces Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México con base en una denuncia penal que interpuso en su contra una de sus víctimas en 2008.
Autoridades capitalinas informaron que el sacerdote perdió la vida el 5 de junio pasado luego de contraer el coronavirus, pero debido a su edad y precario estado de salud, no superó las complicaciones causadas por dicho virus.
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De acuerdo con las investigaciones, el cura pederasta llevaba a sus víctimas a una casa que tenía en el estado de Morelos donde abusaba sexualmente de ellos por al vía del convencimiento (espiritual).
Incluso los fotografiaba y video grababa teniendo relaciones sexual es con él, lo cual quedó documentado en las de 800 fotografías que obtuvo la defensa de una de sus víctimas quien después de algún tiempo lo denunció ante el Ministerio Público.
Expuso a las autoridades de la Procuraduría Capitalina que los agravios sexuales empezaron cuando tenía 11 años de edad y su conducta criminal fue reiterada ya que fueron varios episodios de agravio sexual en su contra.
La trascendencia del caso, similar al de Marcial Masiel de los legionarios de Cristo derivó en la realización de un documental en 2010 titulado “Agnus Dei” (Cordero de Dios).
Cabe destacar, que la arquidiocesis primada de México suspendió del Ministerio Religioso a Carlos López Valdez, tras conocer los agravios causados a la feligresía y nunca más regresó al púlpito.
En 2016 fue ingresado al Reclusorio Oriente donde 4 años después encontró la muerte a consecuencia de la pandemia que a causado miles de muertes en todo el mundo.