El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que su gobierno ha retomado los ideales democráticos de Francisco I. Madero con el agregado de poner el mismo énfasis en el bienestar del pueblo.
El primer mandatario encabezó un homenaje por el 107 aniversario luctuoso de Francisco I Madero y José María Pino Suárez en el Palacio Nacional, donde recordó los resultados de las elecciones del 1 de julio del 2018 que le dieron el triunfo y reiteró que el poder solo se convierte en virtud si está al servicio de los demás.
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Acompañado por los titulares de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval de la Marina; Rafael Ojeda de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y de su esposa Beatriz Gutiérrez; el presidente López Obrador inauguró el nuevo Salón Francisco I. Madero.
"No podemos soslayar la bella y al mismo tiempo dolorosa lección del maderismo: democracia sí, pero justicia social también. Madero es mártir y héroe, místico y hombre de acción, maestro y sobre todo enseñanza. Estamos obligados a no olvidarlo jamás", exhortó el presidente de la República.
El nuevo salón Francisco I Madero, a principios del siglo XX, era un cuarto de intendencia de Palacio Nacional y ahí estuvieron prisioneros Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, donde obligados a presentar su renuncia "al mandato por el que fueron elegidos democráticamente y de aquí fueron llevados a la muerte", cuenta una leyenda en la entrada del recinto.
También se recuerda en el sitio que a pocos meses de haber asumido el mandato, se opusieron al gobierno maderista revolucionarios y porfiristas y "estos últimos fraguaron el golpe de estado".
Así mismo se recuerda en el nuevo Salón Francisco I Madero que el 9 de febrero de 1913, ante el intento fallido de tomar el Palacio Nacional, Victoriano Huerta fue nombrado comandante de la plaza por los golpistas, con apoyo de la representación diplomática de los Estados Unidos.
Pasadas las 14:00 horas del 18 de febrero de 1913, fueron sustraídos y encerrados en el cuarto de intendencia de Palacio Nacional, el presidente Francisco I. Madero, el vicepresidente José Maria Pino Suárez y el general Felipe Ángeles, "tres glorias de México, tres gigantes de nuestra historia patria", como dijera el Jefe del Ejecutivo mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Madero y Pino Suárez fueron forzados a firmar sus renuncias y pese a que Huerta les había planteado el exilio, la noche del 22 de febrero fueron sacados de Palacio Nacional —con excepción del general Ángeles y a espaldas de la cárcel de Lecumberri "fueron asesinados los dos hombres, la legitimidad institucional y la democracia".