El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, apostó por “aprovechar el enorme potencial que ofrece China en materia comercial y de inversión” tras reunirse este martes en Pekín con su homólogo chino, Wang Yi.
“Soy optimista. Hay buena perspectivas y un gran potencial. Por ejemplo, en turismo. Las inversiones conjuntas pasan por sectores como la industria aeroespacial, movilidad eléctrica, logística, electrodomésticos y la industria médica”, dijo Ebrard durante un encuentro con la prensa en Pekín.
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Según datos de la Embajada mexicana, el comercio bilateral totalizó 90.700 millones de dólares en 2018, convirtiendo a China en el segundo socio comercial de México, tras Estados Unidos.
Sin embargo, la balanza comercial es desfavorable para México, algo que el presidente Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO, por sus iniciales) desea cambiar “lo más que se pueda”.
Para lograr este objetivo, Ebrard quiere establecer “una plataforma común” con China para analizar el mercado: “Lo que tenemos que hacer ahora es estudiarlo a fondo para encontrar complementariedades y desarrollarlas”, afirmó.
Ebrard aseguró que ambos países han mostrado su interés mutuo en “hacer avanzar la relación estratégica” y coinciden “en la necesidad de acercar posiciones para hacer frente a los retos globales y construir consenso”.
“En lo económico, la relación bilateral es cada vez más importante pero buscamos mayor comercio, más inversiones y mejores relaciones económicas”, dijo.
Para ello “hace falta incluir a las pequeñas y medianas empresas”, indicó Ebrard, quien adelantó que México participará en la Segunda Exposición Internacional de Importaciones de Shanghái, que se celebrará en noviembre.
El canciller transmitió a China sus ideas sobre la asistencia de México a ese evento, y agregó que ambas partes están trabajando en una hoja de ruta “para los próximos cinco años”, para lo cual deben “intensificar el diálogo político”.
En ese sentido, Wang dijo que China espera “más productos de calidad de México” y desea “invertir en este país”, destacando el buen momento de las relaciones, que ha llevado al establecimiento del primer centro de cultura china en América Latina o a potenciar el turismo con políticas para facilitar visados.
Wang dijo que el gigante asiático espera “una pronta visita” de AMLO y resaltó la “autonomía y la independencia mexicana” en un momento en que “es más necesario que nunca promover la globalización económica (…) y sobre todo rechazar el unilateralismo”.
Asimismo, los dos cancilleres conversaron sobre la situación en Venezuela: al respecto, Wang aseguró que tanto China como México coinciden en que los problemas que afectan a ese país son “de índole interno” y por tanto “deben ser resueltos por los venezolanos”.
“Confiamos en que los venezolanos puedan defender la dignidad y la unidad de su pueblo. No debe haber sanciones unilaterales. Hay que apoyarles para que resuelvan sus diferencias de manera pacífica. Creemos que México juega un rol importante y queremos fomentar las conversaciones al respecto”, señaló Wang, quien se mostró confiado en que Venezuela pueda “recuperar la paz y la estabilidad”.
Sobre este tema, Ebrard espera que el Mecanismo de Montevideo establecido en febrero siga siendo vigente y que “dé frutos” pronto para lograr una solución satisfactoria para todas las partes.
El canciller mexicano mantuvo ayer un encuentro con el vicepresidente de China, Wang Qishan, quien afirmó que ambas naciones deben “profundizar su confianza política mutua, intercambiar la experiencia de gobierno y reforzar la cooperación pragmática”.
Ebrard mostró “admiración” por el desarrollo de China y expresó la voluntad de México de mejorar en cooperación y de hacer “avanzar la asociación estratégica integral México-China”.
Asimismo, el lunes participó en un encuentro al que asistieron cincuenta empresarios chinos y mexicanos para tratar casos de éxito y nuevas oportunidades de negocio.
Entre los casos exitosos destaca al Grupo Bimbo, con fuerte presencia en China, y a la tecnológica china Hisense, que tiene su mayor planta en Ciudad Juárez, y que en 2015 compró otra en Tijuana para exportar a Canadá, Estados Unidos y al resto de Latinoamérica.
Pese a la buena voluntad expresada por las dos partes durante este viaje, queda por ver cómo afectaría a las relaciones chino-mexicanas la firma del cuerdo comercial con EE.UU. y Canadá (T-MEC), hasta ahora solo ratificado por México, que podría frenar los negocios chinos en la región.
Según expertos consultados por Efe, México importa ahora de China productos que luego exporta a Estados Unidos, pero el nuevo tratado exige un porcentaje mayor de productos de origen de los tres países firmantes.
Asimismo, México aún no tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China y no se ha suscrito de manera formal a la iniciativa china de las Nuevas Rutas de la Seda, aunque muchos de los proyectos ahora en marcha podrían clasificarse dentro del marco de la cooperación de este plan.