En el Golfo de México, una zona de alta actividad petrolera, existen una diversidad de microrganismos con la capacidad de transformar hidrocarburos en compuestos menos tóxicos para el ambiente, asegura un grupo de investigadores que forman parte del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) que busca diseñar estrategias de mitigación en caso de un derrame a gran escala.
En el 2010 ocurrió un incidente de este tipo en la plataforma Deepwater Horizon, hecho que evidenció la falta de información acerca de la diversidad biológica, y de su papel en el ecosistema, que habita en las costas del país ubicadas en este Golfo (Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán), explica José Quinatzin García Maldonado, del Cinvestav Unidad Mérida.
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Los investigadores han aislado y caracterizado los consorcios bacterianos del Golfo de México con capacidad de degradar hidrocarburos para determinar las condiciones que permiten a estas bacterias hacerlo de manera más eficiente, así como identificar el tipo de petróleo que pueden degradar.
Esto va en caminado a definir si, para enfrentar un derrame petrolero, es una mejor opción combinar dispersantes químicos y microorganismos capaces de degradar hidrocarburos o se apuesta por utilizar únicamente bacterias, apuntó García Maldonado.
En paralelo, se estudian las muestras ambientales (de la columna de agua o los sedimentos marinos), para elaborar un catálogo de las comunidades microbianas del Golfo de México. Al momento, el inventario incluye 30 consorcios de organismos degradadores de hidrocarburos y los ejemplares cuentan con varias réplicas guardadas para su análisis en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, el Instituto de Biotecnología de la UNAM y el Cinvestav Unidad Mérida.
Los géneros con mayores abundancias con la capacidad de degradar hidrocarburos en el Golfo de México son: Alcanivorax, Marinobacter y Colwellia. Estas unidades microbianas originarias de la Península de Yucatán ha sido sujetas a ensayos con las bacterias nativas para entender lo que ocurre de manera natural durante un derrame de petróleo.
En otro tratamiento de estos mesocosmos se enriquecieron las muestras ambientales con bacterias que consumen petróleo.
Finalmente se ha analizado una combinación entre la adición de estas bacterias y nutrientes (como fósforo y nitrógeno) que les permitieran crecer y así aumentar su potencial para disminuir la cantidad de hidrocarburos.
"También estamos estudiando, en el laboratorio, el uso de sustancias químicas que dispersan la mancha de petróleo en el mar y ver si son menos o más eficientes en comparación con las bacterias", dijo José Quinatzin García.
Si bien, estos grupos son de los más abundantes, existen otros microorganismos que degradan hidrocarburos y en caso de algún cambio en las condiciones actuales, mismas que son ideales para los grupos hasta ahora favorecidos, las bacterias minoritarias podrían ser relevantes en la recuperación del ecosistema, destacó el investigador, quien participa en el proyecto CIGoM.
Esta protocolo científico comenzó en el 2015 y concluirá a inicios del próximo año; está conformado por cinco líneas de investigación: Plataformas de observación oceanográfica, Línea base y monitoreo ambiental, Modelos de circulación y biogeoquímica, Degradación natural de hidrocarburos y Escenarios de derrames.