La Cámara de Diputados inició el análisis de la reforma que promueve el cambio de nombre del Instituto de Administración de Bienes y Activos, antes Servicio de Administración y Enajenación de bienes (SAE), por el del "Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado".
Al fijar posturas, legisladoras de oposición recalcaron que la reforma solo tiene como propósito atender una "orden" y un "capricho" del Presidente de la República, que mandató llamar así a dicho organismo e instruyó a la mayoría en el Congreso a cumplir su designio.
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En defensa de la reforma, legisladores de la mayoría, en especial del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), defendieron la decisión al afirmar que representa la política de combate a la corrupción de la nueva administración, hará realidad los ideales por los que lucharon los "patriotas" y permitirá cumplir un compromiso de campaña.
Molesta a la oposición, argumentaron, porque fueron integrantes de sus respectivos partidos quienes utilizaron el erario para forjar fortunas personales.
"La reforma propuesta no es un cambio ligero de palabras, es por el contrario, la presentación del anhelo por el que las madres y los padres de la patria dieron su vida. Para llamar las cosas por su verdadero nombre, para que las acciones encuentren su correcto significado, un Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, enfatizó el diputado José Elorza.
"Esta es una de las reformas de las cuales el Congreso de la Unión debería sentirse avergonzado, muy avergonzado. Y lo que es peor, solo se hace porque al Presidente se le ha dado por llamar al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes llamarlo el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Porque él dice que así se tiene que llamar, aquí estamos", recriminó la diputada de Movimiento Ciudadano, Martha Tagle.
Al compartir esa opinión, la vicepresidenta de la Mesa Directiva y diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Dulce María Sauri; así como el panista Marcos Aguilar, ironizaron con el hecho y propusieron echar a andar la creatividad, para cambiar el nombre de algunas otras instituciones públicas.
"El cambio de nombre es una burla, la principal función de la institución de administración de activos no es la de hacer la devolución de bienes robados. Si andan muy creativos y acomedidos, de una vez cambiemos el nombre del Sistema de Administración Tributaria, el SAT, por el del Instituto para Robarle al Pueblo lo Trabajado", dijo el diputado Aguilar Vega.
"Qué les parece sustituir la aburrida y formal denominación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por la Secretaría Cobrataria. Y al Servicio de Administración Tributaria, yo también tengo mi propuesta, qué tal si le llamamos Instituto Chupacabras de los Contribuyentes y si en vez de la Secretaría de Gobernación, la llamamos Secretaría Amor y Paz", planteó la diputada Sauri Riancho entre risas y aplausos de los presentes.
El proyecto aprobado será enviado al Senado de la República para continuar con el proceso parlamentario.