La música del organillo hizo una pausa para darle paso al sonido que la mayoría de los habitantes de la Ciudad de México desearían no escuchar.
Era la una de la tarde con 16 minutos y la voz de la alerta sísmica se propagó a través de los altavoces del C5.
Identificados con chalecos, cascos y silbatos, quienes conforman las comisiones de protección civil daban indicaciones para evacuar los edificios de la Cancillería y del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.
La mayoría tomó el simulacro con seriedad, siguió las instrucciones y se colocó en diferentes puntos alrededor del Hemiciclo a Juárez.
Ahí le informaban vía radio a uno de los policías auxiliares del Tribunal que participaba en este ejercicio que le avisara a sus compañeros “que por lo menos levantaran las manos para hacer notar que estaban colaborando”.
Valeria, quien se encontraba afuera de la Secretaría de Relaciones Exteriores, hizo un balance positivo del simulacro.
“Te puedo decir que se ha llevado de manera ordenada, la gente no se vio con ninguna expresión de pánico, todo estuvo bastante bien porque desde hace semanas nos venían avisando las autoridades de cómo se iba a realizar este simulacro”, apuntó.
De igual forma el señor Justiniano coincidió en que este ejercicio tiene valor para futuras experiencias.
“Para prevención de todos está muy bien para que estemos al tanto de lo que pueda suceder”, indicó.
Sin embargo, no todos los ciudadanos que estaban en estas instituciones al momento del simulacro observaron un buen comportamiento durante el simulacro.
“Estaba en el Tribunal y falta mucha organización, sin buenos estos ejercicios pero falta mucha organización y conciencia”, lamentó Rodrigo.
Cerca de las dos de la tarde comenzaron a normalizarse las actividades y la voz de la ciudad volvió a sonar de manera habitual.