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Fortalecer la oferta educativa y laboral ayudará a erradicar la pobreza en el sector juvenil, señala el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2018, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En el marco del Día internacional de la juventud, el Coneval informa que la población entre los 12 y 29 años, representa el 30.6% de la población del país, lo que equivale a 37.5 millones de personas; de estas, el 44.3% se encontraba en situación de pobreza en mediciones de 2016.
No obstante, de 2008 a 2016, se redujo el porcentaje de jóvenes en situación de pobreza extrema, al pasar de 10.1% a 7.3% respectivamente; también, también bajo el porcentaje de muchachos con carencias sociales de 33.9% en 2008 a 29.5% en 2016.
Sin embargo, la población joven presenta diversos retos. En 2016, el 50.6% de los jóvenes contaba con ingresos mensuales insuficientes para cubrir el valor de una canasta alimentaria más bienes y servicios, lo que incluye además de comida, transporte público, educación, cultura y cuidados de salud.
Los jóvenes son uno de los grupos de población con mayores dificultades para insertarse en empleos formales. En 2017, del total de personas jóvenes ocupadas, 59.9% se encontraban en empleos informales. Respecto a su nivel salarial, más del 50% percibía de uno y hasta tres salarios mínimos; esto equivale a un ingreso entre 2,220 y 6,661 pesos al mes.
Las condiciones laborales precarias no son la única adversidad que enfrentan los jóvenes. Para el cuarto trimestre de 2017, la tasa de desocupación entre los jóvenes era de 5.9%; superior a la tasa nacional (3.3%).
La población no económicamente activa (PNEA) joven está conformada en su mayoría por mujeres (65.9%) de las cuales, 51.1% reportó dedicarse a quehaceres del hogar y 46.3% a estudiar.
Para el caso de los hombres jóvenes que forman la PNEA, 83.1% reportó dedicarse a estudiar y únicamente 5.7% señaló que se dedican a quehaceres del hogar. Estas cifras muestran la persistencia de roles de género relacionados con el uso del tiempo y las obligaciones domésticas entre la población joven.
En 2014, 47.8% de las personas que migraban de México tenían entre 15 y 29 años, de los cuales 64.8% argumenta que se va del país en busca de mejores opciones laborales.
Para el 2015, en el país había 75,446 adolescentes entre 12 y 17 años casados. Del total de las adolescentes mujeres casadas, 42.8% tenían al menos un hijo y 77.3 % no asistían a la escuela. En el caso de los hombres adolescentes casados la inasistencia escolar era de 56.1%. De esta manera se evidencia que la maternidad temprana altera el curso de la trayectoria de vida de las y los adolescentes y condiciona las etapas posteriores de su vida.