En el marco del Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) expresó su rechazo al uso de la tortura como método de investigación criminal y condenó su aceptación y tolerancia como medio para extraer confesiones.
A través de un comunicado, el representante de la ONU-DH, Jan Jarab, alentó al Estado mexicano a redoblar sus esfuerzos de investigación criminal e instó a las autoridades a construir las destrezas necesarias para documentar los casos de tortura y sancionar a los responsables.
Señaló que se debe reparar a las víctimas y excluir las pruebas obtenidas mediante la transgresión del derecho a la integridad personal.
Jan Jarab señaló que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad 2016 del INEGI, el 46% de las personas que declararon ante el Ministerio Público tras su detención dijeron haber recibido algún tipo de amenaza o agresión para dar otra versión de los hechos.
En este sentido, reprobó las expresiones públicas que aceptan las confesiones extraídas mediante tortura, lo cual, indicó, no significa haber probado la culpabilidad de una persona, sino haber vencido su capacidad para resistir el dolor.
El representante de la ONU-DH destacó que la privación de la libertad de cualquier persona debe descansar exclusivamente en la existencia de evidencias suficientes, obtenidas de manera legal y que acrediten su responsabilidad en estricto apego al principio de presunción de inocencia.
Subrayó que la utilización de la tortura socava la credibilidad y la confianza en las autoridades y aseguró que los torturadores son los que deben enfrentar un proceso o purgar una pena, no sus víctimas.