La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reiteró su respaldo al Obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel, quien dio a conocer la reunión que sostuvo con integrantes del crimen organizado, a quienes habría solicitado frenar los asesinatos de candidatos en el marco del proceso electoral.
Al dar a conocer un mensaje en el marco de la Asamblea Plenaria del Episcopado, los obispos de Monterrey, Alfonso Miranda; de Michoacán, Carlos Garfias; y de Zacatecas, Sigifredo Noriega, puntualizaron que donde no hay control de las autoridades, los obispos y sacerdotes deben tomar decisiones y buscar los “caminos posibles” para buscar la paz.
Al calificar a Rangel Mendoza como “un valiente”, monseñor Garfias Merlos recalcó que si algún miembro del crimen se acerca a ellos, deben atenderlo, en ejercicio de su ministerio.
“Como obispos de México estamos con monseñor Rangel, estamos con él en su trabajo valiente, arriesgando su vida por el pueblo a él encomendado”, remarcó.
“Si alguien del crimen se acerca a buscarlo a uno como sacerdote, pues hay que atenderlo. Ahora, si en un momento dado se necesita buscar alguna forma de comunicación para aportar a la construcción de la paz, no puede ser ordinaria ni puede algo definitivo que esa sea la forma de hacerlo, pero ocasionalmente se podrá hacer”, apuntó, al recalcar que en lo particular no le ha tocado vivir esa experiencia.
“¿Qué hacer, por ejemplo, cuando una persona que está dedicada al narcotráfico se acerca y pide un servicio a un sacerdote? No dejan de ser personas religiosas, y uno como sacerdote tiene la obligación de acudir, de ayudar. Y es ahí donde tenemos que también tomar ciertas medidas de precaución, no nos vamos a exponer también así, de forma imprudente”, agregó monseñor Noriega Barceló.
Agregaron que la Iglesia Católica también está tomando precauciones ante el ambiente de violencia e inseguridad que se ha recrudecido en algunos puntos del país, como Matamoros, Acapulco, Monterrey y otras diócesis, donde ya se cumple un protocolo de actuación.
Entre otras medidas para evitar riesgos, se está instruyendo a sacerdotes a que no salgan de noche, a menos que sea una emergencia; que realicen sus actividades preferentemente mientras haya luz de día; actúen con prudencia; mantengan en adecuado funcionamiento cámaras de vigilancia y alarmas de seguridad en torno a sus parroquias o lugares de estancia.
También se ha pedido a los ministros de culto católicos que estén más vigilantes para prevenir robos, “cristalazos”, asaltos y otros delitos de los que pudieran ser víctimas; evitar al máximo utilizar cajeros automáticos; y tener mucha precaución si integrante del crimen organizado les piden alguna especie de apoyo.
Atender esos llamados, insistieron, es un modo emergente y no permanente de aportar a la pacificación del país; aunado a que han redoblado acciones de atención a víctimas del delito.