La XIV Caravana de Madres Centroamericanas ha llegado a la Ciudad de México, luego de recorrer parte de la ruta migratoria buscando pistas de sus hijos que desaparecieron en el territorio mexicano.
Desde el pasado 23 de octubre, la caravana inició un recorrido de casi 4,000 kilómetros, que concluirá el próximo 7 de noviembre; este 2018 las mujeres se pronuncian por las calles de 12 estados de la República en reclamó del “derecho a la verdad y a la justicia”.
“Siempre hay un temor de que no encontrarán a sus hijos que tal vez fueron tragados por los ríos, mares y desiertos, pero también saben que los países por donde cruzan sus familiares, incluido México, deben dar cuenta de qué les sucedió”, expresa Martha Sánchez del Movimiento Migrante Centroamericano.
Desde la capital de la República, en vísperas de Foro Mundial de Migraciones donde se registrará una reunión de 40 madres de migrantes desaparecidos en el mundo, las mujeres recordaron que una de cada siete personas en el planeta -alrededor de 1000 millones- es migrante y experimenta las múltiples formas de movilidad humana de forma directa o indirecta, natural o forzada, consciente o inconsciente, temporal, puntual, definitiva o continua.
Hay 750 millones de migrantes internos, 250 millones de migrantes transnacionales, pero también, se estima que este 2018, 65 millones de personas son desplazadas forzadas y refugiadas, la mayor cifra registrada desde las grandes guerras mundiales.
Antecedido por al menos tres éxodos masivos de centroamericanos cruzando territorio nacional, este 2018, será emblemático de la movilidad humana, destacan los organizadores del 8º Foro Mundial de Migraciones México 2018, que se celebra en Tlatelolco los días 2, 3 y 4 de noviembre del 2018 (en medio de los festejos por el Día tradicional de los Muertos) para alcanzar un “Compromiso Migrante Global” y avanzar a una Jornada Mundial de Resistencia por la Movilidad Global.
Las madres reclaman que ya suman al menos 70 mil migrantes desaparecidos en México por lo que este 2018 marchan bajo el reclamo de “verdad, justicia, no repetición y reparación” que no ha permitido a las familias de los desaparecidos cerrar los ciclos de duelo y poder continuar sus vidas en suspenso porque la desaparición no permite salida.