En el mundo, 820 millones de personas sufren hambre crónica y hay una tendencia al retroceso en ésta materia a causa del cambio climático la violencia que genera desplazamientos y por la desertificación en las tierras de cultivo, anunció la FAO en el marco del Día Mundial de la Alimentación.
Durante un evento para conmemorar este día, presidido por Crispim Moreira, representante de la FAO en México, se explicó que, de acuerdo con la medición multidimensional de la pobreza, en México, el 20.1% de la población mexicana reportó inseguridad alimentaria, es decir, 24.6 millones de personas. Las más afectadas fueron las personas en zonas rurales con el 24.7%, la población indígena con el 30.5% y el 27.9% de las personas con discapacidad.
Francisco Javier García Bejos, Subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de SEDESOL, señaló que el Gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, ha emprendido una campaña para combatir el hambre a través de programas específicos como la Cruzada contra el Hambre.
Aunado a lo anterior, se suma el trabajo de Diconsa con la red de abasto popular más grande de Latinoamérica con 27 mil tiendas en las zonas más remotas del país vendiendo la canasta básica a un precio 22% más bajo.
Además, en los 600 municipios más pobres de México, a través de ésta red de distribución se vende a 6 millones de personas, el litro de leche a un peso y se han establecido 5 mil 700 comedores comunitarios en los que se entregan 1.2 millones de comidas calientes diariamente.
Gracias a estos programas, 1.9 millones de personas en México, han superado la pobreza extrema alimentaria.
Finalmente cabe señalar que entre el 30 y 35% de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician y anualmente el hambre mata a más personas que la malaria, la tuberculosis y el SIDA conjuntamente.