De no saldar la deuda que México tiene con las víctimas del movimiento estudiantil de 1968, estos hechos seguirán cobrando factura en los anales de la historia y en el futuro del país, advirtió el titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Jaime Rochín del Rincón.
En la inauguración del memorial de las víctimas del 2 de octubre de 1968 en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), el funcionario aseguró que los actos conmemorativos anteriores y sucesivos, como la reparación colectiva presentada la semana pasada, son un reconocimiento del Estado en torno al sufrimiento de los estudiantes atacados y a la importancia de la memoria y la verdad.
De no saldar la deuda que #México tiene con las víctimas del movimiento estudiantil del 68, estos hechos seguirán cobrando factura, advirtió el titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, Jaime Rochín. pic.twitter.com/1Tsf05lMJ5
— Noticias MVS (@NoticiasMVS) 2 de octubre de 2018
“Tenemos una deuda histórica con las víctimas mortales del 68 y con sus sobrevivientes, tenemos una deuda que, de no saldarse continuará pasando factura en los libros de la historia y en el futuro que nos depara como nación”, indicó.
En tanto, Severiano Sánchez, brigadista de 1968, subrayó que a 50 años de la reprensión estudiantil, lo que piden es justicia. Asimismo destacó que el movimiento estudiantil está vivo, pues los jóvenes han tomado como suya la lucha de hace medio siglo.
“No hay perdón y no olvidamos. Justicia, justicia es lo que pedimos, ni queremos dinero, no queremos disculpas, no queremos monumentos, queremos justicia. Hoy el movimiento está vivo porque hay miles de jóvenes dispuestos a tomar las banderas del 68, que sin más libertades democráticas, los derechos humanos, los derechos de la mujer, el derecho de opinar, de pensar de manifestarse”, comentó.
El rector de la UNAM, Enrique Graue y el comisionado Jaime Rochín, encabezaron la inauguración del “Monumento a la ausencia”, proyecto antimonumental de la artista israelí Yael Bartana, quien con la ayuda de diferentes grupos de víctimas de 1968 imprimió 400 pares de huellas de pie en una plancha de cemento ubicada en el patio del CCUT.