La Cámara de Diputados se cimbró la tarde de este martes 19 de septiembre y de manera completamente sorpresiva, porque la alerta sísmica no sonó sino hasta que el temblor de 7.1 grados ya sacudía a la Ciudad de México.
Nadie imaginó que el simulacro realizado apenas dos horas antes, alrededor de las 11 de la mañana, con motivo de los terremotos de 1985, se convirtiera en una emergencia real.
En la Tribuna, la diputada del Partido Encuentro Social (PES), Refugio Trinidad Garzón hacía uso de la palabra para plantear el balance de su partido sobre la política social, en el Quinto Año de Gobierno del Presidente de la República.
La legisladora manifestaba sus impresiones sobre el combate a la pobreza cuando la alerta sísmica real se escuchó en los altavoces de la Cámara.
La presidenta en turno ordenó abandonar el Salón de Sesiones, donde solo el crujir del candil monumental que pende sobre la parte central del recinto y la “alerta sísmica” reinaron.
“Dando como resultado avances en el abatimiento de las carencias sociales”, decía la diputada Garzón Canchola, que al momento de escuchar la alerta, volteó un instante hacia la Mesa Directiva y sin pensarlo más, tomó su discurso y bajó de la Tribuna a toda prisa.
Antes de que los parlantes arrojaran sobre la concurrencia las inquietantes voces: “alerta sísmica, alerta sísmica”, el movimiento trepidatorio, como cuando un camión pesado pasa en una calle cercana, puso en alerta al Palacio Legislativo.
Después, el jaloneo de un lado a otro confirmó que se trataba de un temblor real.
Mientras en el Pleno solo quedó el bamboleo del candil monumental y el crujir de las paredes cubiertas con paneles de madera, en los pasillos y edificios de la Cámara, los gritos de angustia y desesperación inundaron el lugar.
El estruendo de los pedazos de techo al caer, el chasquido de las mamparas de madera que recubren el techo del Lobby del Edificio A, así como la ruidosa caída de paneles en los que se había montado una exposición pictórica, se mezclaron con los gritos de angustia.
Las puertas de cristal que dan paso al Frontispicio de la Cámara, donde se ubica una de las astas banderas, se mecieron de un lado a otro, con riesgo de quebrarse, lo que provocó pánico entre las personas que sin atender a la recomendación “No corro, no grito, no empujo”, huían para ponerse a salvo.
Los aproximadamente 70 segundos de duración que registró el temblor, se convirtieron una eternidad para quienes, con dificultad, intentaban bajar las escaleras que conducen del Edificio A, a las zonas de jardines del complejo.
Diputadas nerviosas, trabajadoras angustiadas y con las lágrimas en los ojos, personas que perdieron los zapatos en el intento de salir y rostros adustos, se mezclaron en los puntos de encuentro y las zonas de seguridad.
Dentro del Palacio Legislativo, las señales del sismo no fueron tan notorias en el Lobby del Edificio A, como en la zona aledaña al Patio Sur, ubicada entre los edificios A y B.
Allí, el descanso al pie de unas escalinatas que dan paso de uno a otro edificio, prácticamente se desprendió, mostrando un hundimiento de considerables proporciones.
El presidente de la Mesa Directiva, Jorge Carlos Ramírez, narró que en su larga carrera parlamentaria, ha experimentado tres movimientos telúricos en San Lázaro, pero ninguno como el de este martes 19 de septiembre.
“Es el tercer sismo que yo paso en la Cámara y nunca había sentido algo parecido. Nunca había visto que se cayeran cosas, que se rodaran elementos de piedra. Estuvo muy fuerte. La instrucción a todos mundo a su casa”, verificar el estado de salud de sus familias, evaluar si sus hogares resultaron dañados y esperar hasta nuevo aviso para la reanudación del trabajo parlamentario, apuntó Ramírez Marín.
El coordinador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho, recalcó que las sesiones y el trabajo en la Cámara son muy importantes, pero no hay nada relevante que la vida y la integridad de las personas. “Con esto no se juega”, atajó.
“Esto una vez más nos pondrá a prueba como nación, no solo al Gobierno, a los mexicanos que mantendremos la solidaridad y el sentido de responsabilidad. Con esto no se juega. No se si es el más intenso, no lo sé, pero la experiencia de haberlo vivido en San Lázaro fue muy dura, muy fuerte”, detalló Camacho Quiroz.
Después de que el personal de Protección Civil y la Dirección de Resguardo y Seguridad realizaron una primera inspección visual y superficial, el diputado Ramírez Marín ordenó desalojar por completo el lugar.
Indicó que los especialistas de seguridad y protección civil, en colaboración con peritos del Gobierno de la Ciudad de México, se quedarían en las inmediaciones del Palacio Legislativo, instalados bajo una carpa al pie del asta bandera, en la plaza central, con el fin de dirigir las labores de inspección y evaluación de la situación estructural.
La salida masiva de la Cámara provocó caos vehicular en las avenidas cercanas, aunque las zonas de Eduardo Molina y Canal del Congreso ya estaban congestionadas.