El titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), Renato Sales Heredia, manifestó a representantes de delegaciones policiales de más de 35 países, de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito en México, que la delincuencia organizada se transforma día con día para extender sus redes, sin respetar fronteras
Por esa razón, propuso la creación de una red de redes, mayor coordinación que obligue a replantear esfuerzos, a partir de una orientación internacional, ya que el alcance trasnacional de las amenazas solamente puede enfrentarse con coordinación y cooperación.
Al clausurar los trabajos del foro Red de Capacitaciones para la Aplicación de la Ley (Law Enforcement Training Network 2017) en el auditorio de la CNS, expresó que es imperativo “desarrollar vinculación de políticas hemisféricas regionales y locales entre estados que comparten buenas prácticas, hacer de las experiencias fuente de aprendizaje, para que los miembros de la comunidad de policías del mundo mejoren las políticas y estrategias en torno a esta lógica de seguridad ciudadana.
A su vez, el representante de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito en México (UNODC), Antonio Luigi Mazzitelli, señaló que este tipo de encuentros se vuelve una oportunidad para unir y enlazar todas redes en materia de seguridad que existen en el mundo.
En su intervención, el Jefe de la Sección de Apoyo a la Implementación de la citada Oficina, Tofik Murshudlu, aseguró que “cada uno de los temas que se abordaron deben llevarse a la cancha y no quedarse en la mesa.
La teoría, el análisis de los casos prácticos tratados en este espacio son una herramienta para alimentar la red, objetivo de este foro, donde existen los contactos de instituciones e información indispensable para atender amenazas emergentes”.
En representación del Comisionado General de la Policía Federal Damián Canales Mena, titular de la División de Inteligencia, puntualizó que el intercambio de prácticas e información entre los cuerpos policiales de América Latina, obliga a pensar que en un mundo globalizado, solamente coordinados, se pueden atender y resolver los problemas de inseguridad que aquejan de manera común o en cada región, sin esperar que alguien resuelva los problemas que son propios.